Mi bisabuelo era escritor. Se llamaba Pedro Muñoz-Seca. Lo mataron en Paracuellos del Jarama el 28 de noviembre de 1936 porque era monárquico. Cosa de «la cultura». Alberti, que fue su vecino en El Puerto de Santa María, no movió un dedo por ayudarle. Estaba demasiado entretenido jugando a ser miliciano mientras vivía a cuerpo de rey. Ya lo dijo Miguel Hernández cuando se topó con el gaditano en su trinchera palaciega de Madrid: «aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta». Ni Lorca ni Hernández se fiaban un pelo del marinero en tierra. Hoy firmaría manifiestos. Lo triste de todo fue que casi se salva, pues tan sólo dos días después de su asesinato, un anarquista de fondo... Ver Más