La diputada del PP ha dimitido tras incluir en su trayectoria vital una licenciatura que no tiene; Roldán, exdirector de la Guardia Civil, fue de los primeros en ser cazado y abrió una 'tradición' que siguieron la expresidenta madrileña Cifuentes, la exministra Carmen Montón o el expresidente del PP, Pablo Casado La dirigente del PP Noelia Núñez dimite de todos sus cargos “orgánicos” e “institucionales” por falsear su currículum Siempre acaba siendo “un error”. Cuando a un político le pillan inflando su currículum para, habitualmente, incluir estudios que no ha finalizado, la primera reacción suele ser intentar negarlo o matizarlo. “Empecé el grado” o “cursé x asignaturas” son excusas comunes. Luego, cuando la evidencia es palmaria y no se puede negar más, llegan las disculpas. Las dimisiones son más raras, aunque la diputada nacional del PP Noelia Núñez hizo una excepción este miércoles y sí dejó sus cargos . “Nunca he tenido intención de engañar a nadie”, había afirmado el martes la diputada del PP Noelia Núñez, última profesional de la política cazada con un currículum falso : tiene tres versiones de su trayectoria vital en tres webs diferentes (Ayuntamiento de Fuenlabrada, Congreso de los Diputados y la Universidad Francisco Marroquín –sus títulos no tienen reconocimiento oficial en España–, donde se supone que es profesora) y ninguna de ellas es cierta. “Admito la equivocación que consta en la ficha personal publicada en el Congreso de los Diputados sobre mis estudios. Recalco que ha sido una equivocación y que no ha habido ánimo alguno de engaño por mi parte”, intentó despejar balones en un hilo en X en el que en 11 mensajes no acertó a explicar por qué ha pasado años presentándose como licenciada sin serlo o permitiendo que otros lo hicieran. Finalmente, en la tarde del miércoles acabó dimitiendo. “Tras haber presentado una información incorrecta en el Congreso de los Diputados, asumo toda la responsabilidad de mis propios actos. En coherencia con ello, voy a presentar la dimisión de todos mis cargos orgánicos e institucionales”, explicó en un comunicado. “Pido disculpas a aquellos que se sientan decepcionados, pero también creo que pedir perdón no es suficiente”, añadía. Núñez, estrella emergente en el PP bajo el ala de Isabel Díaz Ayuso, no es la primera en inflar un currículum. De hecho, la lista es larga y transversal: uno de los primeros en ser pillados fue Luis Roldán, exdirector general de la Guardia Civil con Felipe González que presumía de tener una ingeniería, una licenciatura en Ciencias Económicas y un máster de especialización en la materia, todo ello falso ; sonado fue el de la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes, que contaba entre sus méritos un máster que obtuvo falsificando notas; el expresidente del PP Pablo Casado obtuvo su licenciatura en Derecho de modo exprés , se sacó un máster “sin efectivamente cursarlo, sin mérito académico alguno” ( según dijo la jueza que investigó el caso ) y alardeaba de un posgrado en Harvard que acabó siendo un curso de cuatro días en Aravaca; la exministra socialista Carmen Montón obtuvo otro máster tras plagiar parte de su trabajo de fin de máster y desconocer cuestiones básicas del curso; al actual presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, se le cayó del currículum en 2004 la licenciatura en Administración y Dirección de Empresas que en el 2000 decía tener; el exdiputado del PP Tomás Burgos puso en la web del Congreso que se había licenciado en Medicina pese a que nunca la acabó ( ahí sigue colgado el currículum); el exsecretario general del PSOE en Madrid José Manuel Franco decía ser graduado en Matemáticas siendo falso ; la alcaldesa de Santander, Gema Igual, se apuntó una diplomatura de Magisterio que no existía ; algo parecido hizo la exvicepresidenta de la Generalitat catalana Joana Ortega , de CiU, en este caso con Psicología; el antiguo diputado en el Congreso Miguel Gutiérrez, de Ciudadanos, se autoadjudicó un doctorando en una ingeniería que tampoco tenía. Se podría escribir un libro solamente enumerando casos. De los citados en este párrafo, solo dimitieron Monzón y Cifuentes, y esta lo hizo por un motivo no relacionado con el máster. Pero la lista no pasa de ser un papel. Inflar el currículum no tiene reproche social en España, como se ha demostrado en la inmensa mayoría de los casos, que se han aferrado al puesto sin consecuencias. En otros países es diferente. Theodor zu Guttenberg, ministro del gobierno alemán de Angela Merkel, dimitió tras probarse que había plagiado parte de su tesis. Lo mismo le sucedió a Annette Schavan, colega suya en el Ejecutivo. En EEUU, John Walsh, senador demócrata, también dejó la carrera electoral por el mismo motivo. Pal Schmitt dejó de ser presidente de Hungría (un cargo representativo, no ejecutivo) tras ser acusado de haber plagiado su tesis. No era necesario Ninguno de estos engaños era estrictamente necesario. Los cargos que ocupaban estas personas son por designación directa o por votación (en el caso de los diputados) y no tienen requisitos académicos. Ningún puesto “político” en la administración lo requiere, sí los funcionariales. ¿Por qué lo hicieron? Sergio García Magariño, profesor de sociología y ciencia política de la Universidad Pública de Navarra, cree que “el postureo excesivo, rompiendo incluso los límites de la decencia y la veracidad, es una consecuencia natural del tipo de sociedad y de cultura al que han sido abocadas las democracias liberales. La verdad casi no importa, ni las razones. Solo la emoción, la imagen y la apariencia”. Para este experto, “el clima cultural y el contexto social favorecen estas situaciones en las que una persona intenta proyectar una imagen excelsa de sí misma”, explica en alusión a “un contexto posmoderno en el que predomina la comunicación, las redes sociales y la happycracia . Los medios de comunicación de masas trajeron un culto por la imagen y las redes sociales han exacerbado la búsqueda de reconocimiento público constante, a través de la tiranía de los likes y los seguidores”, elabora. Todo ello se junta con “una expansión de la oferta universitaria y de la educación formal”, que “ha producido algunas distorsiones como la reducción de la valía de algunos estudios, lo que hace que siempre que quiera mostrar que se poseen más títulos”. Cifuentes: 36 días peleando lo inevitable Este diario reveló en marzo de 2018 que la entonces presidenta madrileña Cristina Cifuentes se había sacado un máster en la Universidad Rey Juan Carlos falsificando notas. Lo estuvo negando con firmeza durante 36 días, lapso en el que el partido la respaldó públicamente en un Congreso. Hasta que alguien decidió que la situación era insostenible y filtró un vídeo antiguo en el que aparecía robando unas cremas en un supermercado que acabó forzando su dimisión. Pablo Casado no se contentó con un máster. Ya obtuvo su licenciatura con prácticas dudosas, como sacarse el 70% de cinco años de estudios, 18 de 25 asignaturas, en un par de cursos a la vez que era ya diputado autonómico y presidente de Nuevas Generaciones del PP. También había obtenido un máster, similar al de Cifuentes, del que no recordaba si había ido a clase o si había hecho los exámenes. Tampoco sabía quiénes eran sus profesores . El curriculum de Juan Manuel Moreno Bonilla ha sufrido el inhabitual caso de perder méritos con los años en vez de ganarlos . En el 2000 la trayectoria vital del entonces futuro mandatario incluía una licenciatura en Administración y Dirección de Empresas y un máster en la misma materia. El grado pasó en 2004 a ser solo unos estudios en el área y cuatro años después había desaparecido la referencia, aunque se mantenía la del máster (no se puede cursar un máster sin una licenciatura). La socialista Carmen Montón fue otra (auto) víctima de la titulitis. En plena ola del caso Cifuentes, pero a diferencia de la presidenta madrileña, la entonces Ministra de Sanidad fue de las pocas que dimitió sin resistirse demasiado cuando se hizo público, tras una entrevista con este medio , que desconocía varias cuestiones básicas del máster que contaba entre su formación, como en qué campus se cursaba o que había sacado varios sobresalientes. También había plagiado 19 páginas de su trabajo de fin de máster (TFM). Tomás Burgos fue diputado nacional del PP durante 23 años, ocho legislaturas. Cuando Mariano Rajoy alcanzó el Gobierno en 2011 fue nombrado secretario de Estado de la Seguridad Social, un puesto que casaba (aunque no lo requiere) con la licenciatura en Medicina que decía poseer. Solo que Burgos no es médico. El ministerio reconoció en su momento que había cursado estudios en la Universidad de Valladolid, pero nada más . La web del congreso de la V legislatura aún recoge que es “licenciado en Medicina y Cirugía”. Gema Igual también se escudó en “un error”. La alcaldesa de Santander incluyó durante 14 años en su currículum una diplomatura en Magisterio que pasó, de la noche a la mañana, mutó siguiendo la fórmula clásica en “estudios de magisterio”, arrastrada por una ola que se había llevado por delante justo antes a Estela Goikoetxea, directora del Observatorio de Salud Público del Gobierno cántabro tras admitir que no era licenciada en Biotecnología como afirmaba. Igual no siguió los pasos de Goikoetxea: se aferró a su “error” porque no había sido “a mala fe”. Esta relación de políticos y políticas que inflaron sus currículums no es exhaustiva ni pretende serlo. La lista de representantes públicos que se han atribuido méritos que no tenían –y otros cargos, como el exrector de la Universidad Rey Juan Carlos, Fernando Suárez – recoge decenas de casos, desde ministros hasta concejales de pequeñas localidades y además siempre está abierta a nuevas incorporaciones, como la de Noelia Núñez.