Los alumnos del Campus de Pontevedra se las ven crudas para encontrar un piso de estudiantes donde vivir durante el año académico. La escasez de oferta del mercado de alquiler (algo general en la ciudad para todo tipo de viviendas), unido al elevado precio que ha alcanzado en estos últimos años, genera una situación por la que muchos estudiantes van y vienen desde sus casas familiares si tienen la suerte de ser de la provincia. Mientras, los que pertenecen a otras, se ven obligados a aceptar las condiciones del mercado en una ciudad cada vez más tensionada. Con una oferta escasa para la demanda que hay y pisos compartidos donde el alquiler por habitación ronda entre los 230 y los 390 euros, se genera una situación difícil de sostener.