Del caso Montoro quedan muchos detalles y tramas por salir. Faltan nombres, altos cargos, mordidas y contratos . Con todo, no perdamos de vista la profundidad del paisaje. Es la primera vez que se imputa a todo un ministerio de arriba a abajo. Para que funcione bien una cartera de Estado tiene que estar muy coordinada. Lo que no se sabía es que Hacienda lo estuviera para el interés privado de Montoro y asociados . El ministro de Hacienda levantó una corrupción sistémica y estructurada. Convirtió el ministerio en una organización criminal, según el juez. El Gabinete oficial y el Gabinete en B eran la misma cosa. En el despacho de la Subsecretaría de Hacienda están todavía hoy las fotografías de los miembros del Gabinete de Montoro como un hall of fame de imputados. Unos retratos cuál réplica del Consejo de Ministros de José María Aznar por donde pasaron Rodrigo Rato, Jaume Matas, Eduardo Zaplana, Francisco Álvarez Cascos o Ángel Acebes. En el PP de hoy todavía hay quien se revuelve con la moción de censura de 2018. Les sabe a poco la condena de la Gürtel en la Audiencia Nacional para provocar un cambio de Gobierno. Se pasaron la legislatura de Pablo Casado alentando el lawfare contra el juez José Ricardo de Prada y le bloquearon sin pudor en el CGPJ. Esa línea roja de la condena a título lucrativo por financiación ilegal era un signo de salud democrática . Y al tiempo, un colofón quasi simbólico si lo comparamos con las corrupciones en Interior y Hacienda durante ambas legislaturas. Se dijo como un falso mantra que Rajoy heredó la caja B de Aznar y tuvo que arrastrar con la mala cosecha de otros. Pero su herencia son siete años con Montoro en la peor versión de Rodrigo Rato. Es Jorge Fernández Díaz mandando policías a destruir pruebas de la caja B. Es Soraya Sáez de Santamaría incapaz de gestionar el procés (1 de octubre incluido). Es Alberto Ruíz Gallardón intentando prohibir el aborto. O un impuesto al sol contra las renovables, una política energética contraria a uno de los mejores activos del país . El PP se había olvidado rápido de dónde viene. A un par de semanas del Congreso del PP, a Feijóo le ha estallado el caso Montoro y una de sus cinco vicesecretarias generales tenía un currículum falso. El ascenso y caída de Noelia Núñez revela cómo los equipos se hacen por cuotas y cuadros sin formación. Que entrara en la dirección dice mucho de los equilibrios internos y la capacidad de destrucción del adversario como premio. Si el nuevo ciclo pasa por subir el listón de la regeneración, Feijóo tiene que ser firme con los excesos y chanchullos del partido. Romper amarras con el pasado, rastrear qué manchas de esa época siguen en el partido y enmendar los errores propios. Es una buena noticia que haya forzado la dimisión de la diputada Noelia Núñez . Ejemplariza y hace lo correcto. Aunque sea como estrategia contra Sánchez, Feijóo no podía avanzar con un caso Montoro y un Noelia Núñez estallando a la vez. Implican una corrupción desde dentro y elegir mal a los tuyos, lo mismo por lo que pide adelantar elecciones. Modular la estrategia y dedicarse a encontrar su posición de Gobierno debería ser la lección de estas dos semanas. Porque cuando se convoca una manifestación contra el Ejecutivo bajo el lema Mafia o Democracia , el PP se arriesga a que la ‘mafia’ sea la propia.