La esperanza, la emoción que despeja el camino hacia la parte positiva de la vida

¿Quién no ha escuchado alguna vez la frase «la esperanza es lo último que se pierde»? La esperanza es una emoción necesaria para el ser humano, que nos permite enfocarnos en lo que queremos y nos mantiene ilusionados con lo que nos rodea. La psicología positiva, también lo ha recogido como una fortaleza. Es verdad, que no existe una única definición de la esperanza , ya que se ha se ha analizado desde muchas perspectivas (psicólogos, filósofos, religiosos). Aún así, todas las explicaciones tienen algo en común: la esperanza se define como esas sensaciones, pensamientos o creencias que permiten a la persona comenzar con la búsqueda de un resultado positivo. La esperanza hace que nos planteemos los distintos objetivos de las diversas áreas de nuestra vida, estableciendo la ruta necesaria acompañada por un pensamiento motivador , que nos permite iniciar y continuar en el alcance de los objetivos elegidos, a pesar de los problemas que podamos encontrar cuando intentemos lograrlos, como indica Charles Snyder en su modelo sobre la esperanza. La esperanza también es una emoción que nos da un sentido de significado y propósito. Es una emoción placentera y agradable de sentir tanto a corto como a largo plazo. Snyder indicaba que la esperanza dependía de factores intrínsecos , es decir, de uno mismo, pero estudios posteriores han resaltado que también puede haber factores extrínsecos (familia, amigos, entorno) que también podrían ayudar a conseguir los objetivos establecidos (Bernardo, 2010). Podemos considerar que es una emoción que experimentamos en el presente pero está orientada hacia un futuro , es el deseo y la expectativa de que el objetivo se haga real, como explica el filósofo alemán Ernest Bloch, además, acompañada por la confianza en que esto se cumpla. Es una emoción que se ha relacionado de forma positiva con diversas situaciones de salud psicológica y física, haciendo que enfoquemos las dificultades de manera más positiva. Incluso, se han realizado varios estudios en los que las personas que sufrían algún tipo de enfermedad y sentían esta emoción, se enfrentaban a la situación de manera totalmente diferente y obtenían una mayor adherencia a los tratamientos. Por último, podemos indicar que la esperanza es una emoción que se puede fomentar, ya que tiene un impacto relevante en la salud mental de las personas, ayudando en la reducción del estrés, a mejorar la resiliencia, a que se produzca un aumento de autoestima, prevención de la depresión y el aumento de motivación.