El hallazgo podría revolucionar la forma en que se diseñan la ropa, sensores y cosméticos Eran unos cocinillas: los neandertales de Amud y Kebara compartían presas pero no la forma de prepararlas Sudar es uno de los mecanismos más básicos de regulación térmica del cuerpo humano . Sin embargo, hasta ahora no se comprendía del todo cómo se inicia y evoluciona ese proceso a nivel microscópico. Un estudio publicado en Journal of the Royal Society Interface revela que la transpiración humana no emerge en forma de gotas, como se pensaba, sino como una película continua que se forma tras acumularse en los poros. El trabajo, que combina métodos fisiológicos y técnicas de imagen avanzadas, redefine cómo entendemos el sudor. De los poros al film Según los investigadores, el sudor asciende dentro del poro como un menisco casi plano, formando una pequeña “piscina” que se derrama cuando alcanza la superficie. En lugar de observarse gotas esféricas, el sudor de distintos poros se une en una fina capa que se extiende por la piel . Esta dinámica explica por qué la ropa puede empaparse tan rápido en días calurosos: no es una suma de gotas, sino una película fluida que cubre toda la superficie cutánea. Para llegar a estas conclusiones, el equipo empleó un enfoque sin precedentes que combinó mediciones fisiológicas a escala macroscópica, como la tasa de sudor con cápsulas ventiladas y la conductancia galvánica de la piel , con técnicas de imagen a escala microscópica, como la fotografía visible, la imagen infrarroja y la tomografía de coherencia óptica. Todo ello se aplicó de forma coordinada en la frente de seis voluntarios , que fueron sometidos a ciclos de calentamiento y enfriamiento pasivo. Según los investigadores, el sudor asciende dentro del poro como un menisco casi plano, formando una pequeña “piscina” que se derrama cuando alcanza la superficie Un ciclo repetido de sudoración Los participantes, tumbados en una camilla y envueltos en mantas térmicas, comenzaron a sudar tras unos 15 minutos . La secuencia se repitió: primero el sudor emergía lentamente, luego formaba una película continua, y finalmente se evaporaba dejando una fina capa de sal. Al repetir el calentamiento, el sudor surgía más deprisa y evitaba incluso la fase de acumulación en los poros, emergiendo directamente en forma de película gracias a la humedad residual del primer episodio. Aunque pueda parecer un fenómeno menor, entender con precisión cómo se genera y se distribuye el sudor tiene implicaciones importantes. El hallazgo puede contribuir al desarrollo de ropa más eficiente para el deporte o el trabajo en ambientes cálidos , así como cosméticos o sensores biométricos que interactúan con la piel . También puede ofrecer pistas sobre cómo mejorar el confort térmico en distintas condiciones climáticas o patologías relacionadas con la regulación de la temperatura corporal. La clave está en la piel Uno de los aspectos más reveladores del estudio fue el papel del estrato córneo, la capa más externa de células muertas de la piel . Esta capa se empapa durante la sudoración, y una vez saturada, permite que el sudor se acumule en la superficie. Tras el enfriamiento, el agua se evapora pero d eja una capa de sal que modifica la dinámica en los siguientes ciclos , facilitando una sudoración aún más rápida y sin fase intermedia. Imitando la ingeniería El diseño experimental del estudio se inspiró en métodos de la ingeniería térmica , como los usados para analizar dispositivos de refrigeración por chorro. Los autores incluso probaron una cápsula de aire a presión para medir el sudor, comparándola con las tradicionales de forma cilíndrica. Este enfoque permitió captar con más precisión cómo se forman, agrupan y evaporan las películas de sudor sobre la piel. Este estudio multidisciplinar no solo aporta datos inéditos sobre la fisiología de la sudoración, sino que demuestra el potencial de combinar técnicas de diferentes campos para explorar fenómenos biológicos complejos . “Nuestros hallazgos desafían la visión tradicional del sudor como gotas aisladas y muestran que, en realidad, se forma como una película conectada entre poros”, concluyen los autores. A partir de ahora, entender cómo y por qué sudamos podría tener menos de intuición y más de ciencia.