Cambrils, situado en el corazón de la Costa Dorada, se ha consolidado como uno de los destinos favoritos del litoral catalán. Su encanto reside en la perfecta combinación entre su esencia marinera, sus playas amplias y bien cuidadas, y una oferta gastronómica y cultural que conquista a visitantes de toda España. Entre ellos, destacan especialmente los zaragozanos, que han convertido este rincón de Tarragona en su escapada habitual gracias a su cercanía, apenas dos horas en coche los separan de la brisa mediterránea. Uno de los principales atractivos de Cambrils es, sin duda, su playa. En realidad, se trata de una sucesión de nueve playas que se extienden a lo largo de más de 9 kilómetros de costa. Todas ellas cuentan con arena fina, aguas tranquilas y servicios pensados para el confort de toda la familia. La Playa del Regueral es quizás la más popular, perfecta para quienes buscan combinar el baño con actividades náuticas o simplemente pasear por su paseo marítimo lleno de vida. Para quienes prefieren un ambiente más relajado, playas como l’Esquirol o la Llosa ofrecen un entorno más tranquilo, ideal para desconectar sin renunciar a los servicios básicos. La calidad del agua, la limpieza y la accesibilidad han hecho que muchas de estas playas luzcan orgullosas la Bandera Azul, distinción que avala su excelencia. Pero Cambrils no solo vive de sus playas. El casco antiguo, con su iglesia parroquial y sus callejuelas con encanto, invita a perderse sin rumbo fijo. El puerto, aún con actividad pesquera, ofrece una imagen pintoresca al atardecer, cuando las barcas regresan y los restaurantes comienzan a llenarse. Precisamente, la gastronomía es otro de los pilares de esta localidad: Cambrils es conocida como la capital gastronómica de la Costa Dorada, y su cocina marinera —basada en el producto fresco y de proximidad— seduce a los paladares más exigentes. Además, la ciudad cuenta con espacios como el Parc Samà, un jardín histórico con aires románticos y exóticos, perfecto para una visita en familia o en pareja. También destaca el Museu d’Història de Cambrils, ideal para comprender la evolución de esta villa desde sus orígenes romanos hasta la actualidad. No es casualidad que tantos zaragozanos elijan Cambrils como su segunda casa. La conexión por carretera a través de la AP-2 y la AP-7 permite llegar en poco más de dos horas desde la capital aragonesa. Esa proximidad ha tejido lazos estrechos entre ambas poblaciones. En verano, es habitual escuchar acentos maños por todo el paseo marítimo, y muchos apartamentos y casas de la zona están ocupados por familias zaragozanas que repiten año tras año. Incluso en temporadas intermedias, como primavera o principios de otoño, Cambrils mantiene una actividad notable gracias al flujo constante de visitantes de Zaragoza que huyen del calor extremo del interior en busca del clima suave del Mediterráneo.