Ni las inocentes tazas de té se libran de la plaga de los plásticos. Al calentarlas con agua, las bolsitas de té u otras infusiones también desprenden unas diminutas partículas de este material que pueden llegar a ‘colarse’ por el torrente sanguíneo y derivar en un problema de salud a largo plazo que, sin embargo, aún no ha conseguido determinarse en humanos.