El hijo de Juana Rivas será entregado este viernes a su padre entre denuncias cruzadas y sin que la justicia le escuche

Salvo giro de última hora, Daniel tendrá que irse con su padre. Lo hará en medio de un cruce de denuncias: su hermano ha interpuesto una querella por coacciones contra su padre y una psicóloga; la Audiencia de Granada aceptaba la denuncia de Francesco Arcuri contra Rivas pos sustracción de menores La Audiencia de Granada decide investigar a Juana Rivas por sustracción de menores la víspera de entregar a su hijo “Las circunstancias”. Con esta expresión, una jueza de Granada decidía el pasado martes aplazar hasta este viernes la entrega del hijo pequeño de Juana Rivas, Daniel, a su padre, Francesco Arcuri. Lo hacía después de horas de tensión, fuera y dentro del punto de encuentro que había sido fijado como lugar para hacer esa entrega. Allí, según varios informes que han trascendido , el menor se resistió fuertemente a marcharse con su padre, y expresó un estado grave de ansiedad y angustia. Esas eran las “circunstancias” a las que se refería la jueza, que añadió: “Es absolutamente descartable que se emplee en la entrega del menor ningún tipo de fuerza física o coacción”. Sin embargo, salvo giro de última hora, este viernes Daniel tendrá que irse con su padre para cumplir, así, la decisión de un juzgado italiano que la justicia española ha ejecutado. Lo hará mientras el equipo jurídico de su madre trata de agotar todas las vías, y en medio de un cruce de acusaciones y denuncias: mientras que su hermano mayor, Gabriel, ha hecho varias peticiones de auxilio a diferentes instancias y ha interpuesto una querella por coacciones contra su padre y una psicóloga que estaba en el punto de encuentro; la Audiencia de Granada aceptaba este jueves parcialmente una denuncia de Francesco Arcuri contra Rivas en la que la acusa de haber retenido a su hijo estos últimos siete meses. El último episodio de esta historia que dura ya ocho años comenzó en diciembre : el hijo menor de Juana Rivas, Daniel (el mayor, Gabriel, ya es mayor de edad y hace dos años, cuando pudo decidir, quiso vivir con su madre), volvía a Granada para pasar las vacaciones. Mientras, en Italia, la Fiscalía formalizaba un escrito de acusación contra Francesco Arcuri por maltrato físico y psicólogo habitual y por vejaciones contra sus hijos. En septiembre, las partes están citadas en Italia para continuar con este proceso. Esa acusación formal sirvió para que el equipo jurídico de Rivas argumentara el peligro que Daniel corría en el caso de volver a Italia con su padre. In extremis, un juzgado granadino paralizó su marcha y escuchó, por primera vez, al niño : la magistrada determinó que su relato era “serio y convincente” en relación al “miedo, angustia y terror” que sentía “ante la idea de volver con su padre”. Durante este tiempo, los juzgados italianos han vuelto a decidir que la custodia debe tenerla en exclusiva Arcuri, a pesar del proceso penal abierto contra él porque consideran que no existe un riesgo grave para el niño. Esa era la decisión que trataba de ejecutarse este martes. Escuchar al menor Durante este tiempo, Juana Rivas y su entorno han acudido a distintas instancias para alertar del riesgo que corre el menor y para reclamar que su testimonio se escuche y se tenga en cuenta. Ese trabajo se ha intensificado en las últimas semanas con especial protagonismo de Gabriel, el hijo mayor, que ahora tiene 19 años. Gabriel ha escrito cartas, grabado vídeos y relatado de distintas maneras situaciones vividas por él y su hermano con su padre. En su última carta, publicada este jueves y dirigida a “cualquier autoridad competente de España”, Gabriel pide ayuda para que su hermano no sea entregado “como hicieron conmigo hace ocho años”. “No se defendieron mis derechos, no me escucharon y me entregaron a él. A partir de ahí fueron 5 años de abuso y de maltrato, hasta que tuve el valor de defenderme a los 16”. También este jueves, el joven presentaba una querella contra su padre y una piscóloga presente en el punto de encuentro por coacciones a su hermano por la manera en que se dirigieron a él para convencerle de que se marchara con Arcuri. Francesco Arcuri, por su parte, también ha seguido su estrategia: intentar mostrar a Rivas como una mujer desquiciada y manipuladora, y denunciarla, de nuevo, por sustracción de menores, por estos últimos siete meses, a pesar del entramado de decisiones, en Italia y España, que permitían al menor quedarse provisionalmente con su madre. Este jueves, la Audiencia de Granada admitía en parte su denuncia e investigará a Rivas por estos hechos. El momento en que Arcuri ha presentado la denuncia es significativo: en noviembre de 2021, el Gobierno le concedió a la mujer el indulto parcial con la condición de no volver a delinquir sobre estos hechos durante los siguientes cuatro años. Ese plazo termina en unos meses. Un caso que dura ocho años El caso comenzó hace justo ahora ocho años. En julio de 2017, Juana Rivas desapareció durante un mes con sus hijos para evitar cumplir la orden de un juzgado italiano que había dictaminado que sus hijos tenían que volver con su padre. Unos meses antes, la mujer había abandonado con sus hijos el domicilio familiar en Italia y se había marchado a Granada. Una vez allí, denunció a Arcuri por violencia de género. Él, la denunció a ella por sustracción de menores. En España, en 2018, un año después de desaparecer con sus hijos, Juana Rivas fue condenada por sustracción de menores cuando su denuncia por violencia de género ni siquiera había sido investigada ni enviada con la diligencia debida a la justicia italiana. Esto quiere decir que durante los últimos ocho años, tanto Gabriel como Daniel han pasado la inmensa mayoría de su tiempo con su padre: ha sido con él, con Francesco Arcuri, con quien han convivido, mientras que durante los últimos años su madre ha tenido derecho de visitas fines de semana y permisos durante las vacaciones. Es en esos periodos -frente a la convivencia diaria con su padre- en los que, según la defensa y el entorno de Arcuri, Juana Rivas habría ejercido una manipulación de tal calibre que ha hecho que sus dos hijos, uno de ellos ya mayor de edad y que hace dos años decidió vivir con ella, rechacen a su progenitor y le acusen de malos tratos. La manipulación juega un papel clave en todo este caso, desde sus inicios hasta este punto. En sus decisiones, la Fiscalía y los tribunales italianos han aplicado sistemáticamente el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP), esto es, una teoría sin evidencia científica que, en España, el Poder Judicial rechaza. En 2021, varios relatores de Naciones Unidas lanzaron un comunicado en el que alertaban de que el sistema judicial español no protege suficientemente a los menores de “padres abusivos” y señalaban que existe un “sesgo discriminatorio” que hace que el testimonio de las mujeres se perciba como menos creíble que el de los hombres, aun teniendo pruebas de haber sufrido maltrato. Advertán también de la aplicación del falso síndrome de alienación parenta l que “refleja la idea de que cuando un niño o niña teme o evita a su padre o madre, se debe a la influencia del otro progenitor, más que a las propias experiencias del niño”. “Las investigaciones han demostrado que en varios países, entre ellos España, las madres han sido acusadas regularmente de recurrir a la alienación parental, acusando a los padres de sus hijos erróneamente de cometer abusos contra ellos en los litigios por la custodia”, proseguían. En 2023, la ONU volvió a interpelar a España por el uso de este falso síndrome contra madres que, después de denunciar violencia o abusos de los padres a sus hijos, terminaban sin la custodia e incluso condenadas.