Los taxis pirata de Ibiza: tarifas el triple de caras para turistas británicos y amenazas a inspectores

El intrusismo se ha reducido en el aeropuerto con los esfuerzos del Consell Insular, aunque todavía persiste. Muchos llevan gorra y persiguen a las manadas de visitantes en la puerta de llegadas La Policía detecta un taxi de Barcelona operando de manera ilegal en Ibiza El caos para acceder al aeropuerto de Eivissa es palpable desde lejos. Hileras de taxistas, unos detrás de otros, discurren casi en avalancha por la carretera reservada para que el servicio pueda descargar y cargar turistas sucesivamente. Como un baile en una temporada turística que ahora mismo se encuentra en su punto más álgido. Junto a uno de los taxis de Sant Antoni, identificado por la banda morada del lateral, que acaba de cambiar la luz del indicador de anaranjada a verde en señal de disponibilidad, avanza silenciosa una furgoneta de color gris metalizada cubierta por una fina capa de polvo. “Este, por ejemplo, lo es”, señala enseguida Ana, refiriéndose a que se trata de un taxista pirata. El conductor lleva cubierta la cabeza con una gorra y adelanta de la manera que puede a los vehículos de carrocería blanca hasta aparcar en una zona cercana. Simultáneamente, otro hombre con actitud sospechosa se adentra en la terminal y habla con un grupo de turistas con los que acto seguido se adentra en uno de los aparcamientos cubiertos destinados a esperas más o menos largas. El intrusismo en el sector del transporte en Eivissa supone una batalla casi perpetua, especialmente en la terminal de es Codolar, núcleo de gente que entra y sale de la isla y, por lo tanto, fuente inagotable de demanda. Dos empleados de una empresa de alquiler hablan entre ellos en el aparcamiento exprés de la terminal ibicenca ‘Piratas’ es el malnom que ha recibido históricamente todo aquel que opera fuera del marco de la normativa vigente -responsabilidad del Govern-, cuya inspección, sanción y seguimiento está en manos del Consell. Esta última institución insular celebró el pasado miércoles la primera reunión del sector de Transporte dentro de la Mesa Insular de Lucha contra el Intrusismo con el objetivo de coordinar acciones entre las administraciones, así como proponer nuevas medidas. El encuentro claudicó con un considerable aumento de las sanciones que pretenden disuadir estas actividades ilegales: hasta 15.000 euros de multa para aquellos que transporten pasajeros desde el aeropuerto o cualquier otro punto de la isla sin contar con licencia específica para ello. El control sobre el transporte ilegal en Eivissa se ha intensificado en los últimos meses, con un total de 14 inspectores -entre instructores y auxiliares- desplegados en el aeropuerto. La normativa prevé hasta 15.000 euros de multa para aquellos que transporten pasajeros desde el aeropuerto o cualquier otro punto de la isla sin contar con licencia El operativo se rige por un protocolo que establece una cadena de actuación frente al transporte ilegal: los inspectores trabajan en rotación durante 14 horas los siete días de la semana y tratan de detectar matrículas fraudulentas e identificar a los infractores, que expulsa del recinto la seguridad privada. La ofensiva se puede llevar a cabo gracias a la inyección de ocho millones de euros del Impuesto de Turismo Sostenible (‘ecotasa’), cuatro para el Consell y los otros cuatro restantes para los ayuntamientos. En caso de reincidencia, la Guardia Civil puede intervenir e incluso abrir diligencias penales. De hecho, los ayuntamientos de Sant Josep y Sant Antoni ya han aprobado en sendos plenos municipales instar al Gobierno central a modificar el Código Penal con el objetivo de que se considere delito el transporte de pasajeros por tierra sin el título habilitante para que la Policía Local pueda actuar en consecuencia. Es un día de julio y dos vigilantes de la empresa Trablisa controlan la situación en la zona cercana a la cola de turistas que esperan ser trasladados desde la instalación aeroportuaria. El refuerzo de vigilancia es precisamente lo que ha disuadido el intrusismo en este punto caliente, la puerta de entrada a la isla, hasta un 75%, según datos de la Policía Local de Sant Josep, municipio donde se encuentra el aeródromo. Turistas recién llegados a Eivissa esperan, con sus equipajes, frente a la garita de los taxis Amenazas y agresiones La fila para disponer de un taxi en pleno verano requiere de paciencia. Los visitantes recién llegados pasan antes de subirse a los transportes oficiales por una garita donde les atiende Ángel, un trabajador del aeropuerto que gestiona a los pasajeros a pie de carretera, ataviado con un chaleco reflectante que en su espalda informa: “Taxi”. Lo que hace que el servicio oficial sea fácilmente reconocible. “Cuando los taxistas se topan con los ‘piratas’ les llaman la atención y, si pueden quitarles los clientes, se los quitan”, explica este empleado a elDiario.es. Esta manera de hacer justicia les ha conducido a veces a confrontaciones con los infractores. “Yo, personalmente, no he tenido problemas con ninguno, pero compañeros míos sí han recibido amenazas”, apunta Juan, un taxista de Sant Josep, quien pone en duda que haya bajado la presencia de taxis pirata en el aeropuerto, como han anunciado estos días las instituciones. El vicepresidente insular, Mariano Juan, ha denunciado públicamente las “amenazas, agresiones e incluso intentos de atropello” sufridos por parte de algunos conductores ilegales contra el personal inspector y ha informado que los hechos ya han sido trasladados a la vía penal. Un furgón Toyota de color negro y con matrícula blanca circula por la carretera frente al aeropuerto Algunos de estos conductores sin licencia aparcan en el parking exprés del aeropuerto -donde se puede permanecer un máximo de diez minutos- y otros conducen a los clientes a los que acaban de captar hasta un poco más lejos, en alguno de los aparcamientos interiores. “Operan desde hace años y ahora los controlan más con las inspecciones, pero siguen funcionando igual”, señala el conductor de una VTC mientras observa, a apenas unos metros, cómo una furgoneta negra con matrícula blanca (y no azul, lo que indica que se trata de un servicio público legalizado) arranca, cargada de maletas hasta arriba y un grupo de amigas inglesas que acaba de aterrizar en la isla. Algunos de estos conductores sin licencia aparcan en el parking exprés del aeropuerto -donde se puede permanecer un máximo de diez minutos- y otros conducen a los clientes a los que acaban de captar hasta un poco más lejos, en alguno de los aparcamientos interiores No todas las matrículas blancas suponen forzosamente un servicio que no esté regulado, sino que pueden tratarse de servicios complementarios permitidos a empresas de alojamiento de la isla -normalmente villas- para transportar a sus clientes. Por otro lado, muchas empresas ibicencas de VTC (Transporte Privado Discrecional) han denunciado que estas compañías no cumplen a veces con las condiciones legales que deberían, indica el presidente de la FITIE (Federació Insular del Taxi de l'Illa d'Eivissa i Formentera), Toni Roig. Juan, un conductor de taxi de Sant Josep, descarga a varios clientes en la puerta de salidas Muy fáciles de identificar Los taxistas pirata son fácilmente detectables, muchos llevan gorra y persiguen a las manadas de turistas en la puerta de llegadas, con un disimulo que de poco o nada sirve porque la mayoría de taxistas oficiales los tienen ya más que identificados. Van, principalmente, a por los británicos a quienes les cobran tarifas que triplican las habituales. Ana, que lleva en el sector del taxi alrededor de siete años, asegura que, dentro de la terminal de es Codolar, cualquier persona con maleta que lleve esperando unos minutos recibe la esporádica visita de uno de estos conductores ilegales: “Les preguntan primero hacia dónde van y, si es un viaje largo, lo cogen ellos encantados. Si es corto, les mandan a la cola de los taxis”. [Los taxistas piratas] preguntan a los turistas primero hacia dónde van y, si es un viaje largo, lo cogen ellos encantados. Si es corto, les mandan a la cola de los taxis Ana — Taxista Algunos llevan una pegatina con la marca de algún rent a car y al margen del servicio que otorgan al aeropuerto las empresas de alquiler de coches, que tienen un área habilitada en el aparcamiento para recoger a sus clientes, hay vehículos con esta identificación que parecen sospechosos. “Cualquiera puede alquilar un coche y tener la capacidad de ponerse a ofrecer servicio. Es una práctica muy vieja”, señala Roig. Varios grupos de turistas acarrean sus maletas mientras buscan un transporte para dirigirse a su primer destino en la isla El problema, aún por erradicar En lo que va de 2025 se han inmovilizado 34 vehículos y se han incoado 244 expedientes sancionadores, cifras algo inferiores a las del mismo periodo de 2024, cuando se inmovilizaron 52 vehículos y se iniciaron 350 expedientes, en datos aportados por el Consell a elDiario.es. La bajada de denuncias, según la institución, supone una disminución de estas prácticas ilegales. Además, la nueva norma reguladora, que contempla un incremento de las sanciones, también establece que para hacer efectiva la devolución del vehículo después de haber sido inmovilizado, los conductores tendrán que abonar el 100% del importe de la multa dentro de plazo si quieren recuperarlo. De lo contrario, el coche será automáticamente destruido. En cuanto a estas sanciones económicas, se han tramitado por el momento ocho de 15.000 euros y ya se han cobrado tres. En ese sentido, la recaudación total por parte de la Tesorería insular asciende este año a 127.831 euros frente a los más de 433.000 recaudados en 2024, añaden desde el Consell. El exterior de las instalaciones aeroportuarias de Eivissa, abarrotadas en pleno mes de julio A pesar de haberse logrado una reducción del 75% en el aeropuerto y del 80% en el municipio de Vila manteniendo las mismas inspecciones que en 2024, el problema está lejos de haberse resuelto. Hace apenas una semana, un taxi de la ciudad de Barcelona fue pillado en pleno centro de la ciudad operando de manera totalmente irregular . Una infracción recogida como “muy grave” en el reglamento del servicio municipal del Taxi del Ayuntamiento de Vila, lo que supone una sanción de entre 1.001 y 6.000 euros. Durante el mismo operativo, los policías también detectaron otros incumplimientos de la normativa, como una VTC sin licencia vigente y un conductor que dio positivo en un control de drogas. En cuanto a Santa Eulària y Sant Joan, el problema no es tan latente, al no tener zonas de ocio nocturno ni disponer de aeropuerto. En Sant Antoni, la Policía Local ha interpuesto -junto con el Consell- un total de 40 denuncias por transporte ilegal de viajeros sin autorización en vehículos de hasta nueve plazas en los últimos tres años. En lo que va de 2025, se han levantado nueve actas frente a las 12 de 2024 y las 19 de 2023. Tanto este año como el pasado, la mayoría de infracciones se han detectado en vehículos de alquiler. El representante de FITIE asegura que se sienten “muy satisfechos” por la bajada del Intrusismo en su sector, sobre todo en el aeropuerto, donde se habían concentrado los esfuerzos. Aun así, añade que “no ha de decaer la voluntad” porque el “problema no está totalmente erradicado”.