Los hermanos Gallagher logran con su tour de unificación que Inglaterra, Escocia e Irlanda sean los primeros testigos de la pasión y la admiración de sus seguidores más acérrimos Vuelve Oasis y con ellos la batalla personal y cultural más lucrativa del Reino Unido Si bien el cine protagonizó uno de los eventos mediáticos más relevantes del 2023 con el caso Barbenheimer , impulsado por los estrenos de Barbie y Oppenheimer en las salas de todo el mundo, la música sigue llevando a sus espaldas el peso de las grandes citas. Los festivales o los conciertos, que son planes que siempre ayudan a disipar el cansancio del calor, se convierten año tras año en una conversación fundamental aupados por giras mastodónticas . La de mayor trascendencia este 2025 no tiene rival: Oasis Live '25 , que unifica por primera vez a los hermanos Gallagher tras una década y media y que este fin de semana llega a un momento especial con varios de los cinco Wembleys que van a reventar. Oasis, que desde su fundación en Manchester en 1991 se ha ido consolidando como una de las bandas inglesa de rock más importantes de la historia del género, ha reafirmado la relevancia de su estatus con su gira de regreso . La pasión, el interés y la obsesión que ha provocado la reunión de los dos hermanos va mucho más allá de la profunda admiración que el dúo desata con su discografía. Esta historia es un relato lleno de polémicas, enfados, reconciliaciones y, por supuesto, muchas canciones. Es el final perfecto con el que millones de aficionados cumplen su sueño frustrado de disfrutar de la banda encima de los escenarios, algo que no sucedía desde el 22 de agosto de 2009 en el V Festival de Weston Park, en Reino Unido. El grupo anunciaría después su separación. Sin embargo, el destino ha vuelto a juntar a los hermanos en el que ha sido el evento musical más trascendente en lo que llevamos de verano. Pese a haber afirmado en numerosas ocasiones que jamás volverían a tocar juntos, la realidad es que desde el 4 de julio el dúo Gallagher se ha embarcado en el viaje más taquillero, rentable y relevante de su larga trayectoria. No es de extrañar, por ende, que las colas en el portal de entradas Ticketmaster fueran interminables. “Intenté conseguir tickets para Dublín, pero había como 120.000 personas delante de mí en la cola de Ticketmaster”, cuenta Sebastian a elDiario.es. El polaco, de 24 años, se vio obligado a cambiar de táctica. Oasis, frente a cerca de 75.000 espectadores en Cardiff “Pensé: ‘¿Por qué no intento conseguir entradas para el primer concierto de la gira?’. ¡Y bam! Solo había 10.000 personas delante de mí”, dice el joven. “Por suerte conseguí entradas, y, aunque eran de visión restringida, la vista fue perfecta”. Sebastian es uno de los tantos seguidores del dúo que comenzó a sentir fascinación por ellos cuando ya se habían separado, hace cinco o seis años. “Nunca pensé que volverían a reunirse, y, aunque lo hicieran, nunca pensé que podría verlos en directo. Fue, literalmente, la mejor noche de mi vida. Incluso lloré, y eso que rara vez lo hago”, confiesa, logrando ser uno de los pocos que presenciaron el concierto inaugural. Como él, también Jonathan, de 34 años y procedente de Irlanda, lleva siendo fan de Oasis desde su infancia. La define como su “banda favorita desde el colegio” y su primer contacto fue la icónica Wonderwall , una de las canciones más pegadizas del grupo. “Era demasiado joven cuando sacaron su primer álbum, así que así fue cómo empecé a seguirlos”, apunta Jonathan, que recuerda que “todos los adolescentes de la década de los 2000 tenían un reproductor Winamp lleno de temas MP3”, desde donde ha escuchado al dúo de hermanos sin parar. “Es realmente impresionante cómo Noel puede escribir canciones sencillas e increíbles sin olvidar sus raíces rockeras ”, destaca el irlandés, que ha visto a Oasis en directo hasta dos veces, en 2006 y 2009, que es “probablemente cuando la gente más criticaba la voz de Liam”. “Cuando salieron a la venta las entradas, supe que tenía que estar allí por toda la conexión que tengo con su música”, cuenta Jonathan a este periódico. “Llegué a Cardiff y era como si fuera un partido de rugby o del Mundial, pero todo de temática Oasis. Supongo que, como era la primera parada de la gira, era todavía más especial que todo el mundo cantara las canciones en todos los pubs de alrededor del Principality Stadium. Se me ponía la piel de gallina constantemente”, rememora el fan de la banda. Esto sucedió también en Manchester, ciudad a la que viajó Marta, de Madrid y de 44 años, donde “todo estaba orientado a Oasis”, desde las paradas de metro y de autobús hasta los menús de los bares. Seguidores de Oasis antes del concierto en Cardiff La madrileña comenta que “toda la ciudad estaba llena de pósteres gigantes” y que, “desde la peregrinación de la ciudad al estadio Heaton Park, que está a las afueras, ya todo era superemocionante”. Ella ha visto a Oasis hasta en ocho ocasiones, contando su participación en festivales, y su primer concierto fue con 17 años en el Palacio de Deportes de Madrid. Se volvió aficionada de la banda a raíz de que un amigo le prestara el disco Definitely Maybe (1994), que aún ella no había escuchado. Fue este amigo el que consiguió cuatro entradas para el concierto de Manchester del 17 de julio, “muy épico y emblemático porque es el hogar de Oasis”. Pero dio la casualidad de que Marta se quedó embarazada. “Con tanta antelación no sabía si podría ir, pero le decía de broma a mi familia que se tendrían que quedar con el bebé porque iba a ir a ver a Oasis y nadie se lo creía”, recuerda ahora. “Me decían: ‘¿Cómo te vas a ir con el bebé, que tendrá cinco meses?’. Yo les decía que iba a ir a donde fuera. Y lo he hecho, dejando aquí al bebé con su abuela”, añade Marta, que considera que este ha sido el concierto más especial. “Ha sido increíble a todos los niveles: actitud por parte de ellos, setlist, sonido... Nunca los había visto sonar tan bien”, señala. Una fuerte sensación de unión y hermandad No obstante, lo que más llamó su atención fue el “sentimiento de camaradería” presente en el ambiente: “Había gente de todas las edades, no solo gente de mi edad o un poco más jóvenes, sino que había diferentes generaciones. Mucha gente de 20 años, padres, hijos... Era un sentimiento de hermandad muy bonito, con todo el mundo disfrutando lo que puede ser algo icónico porque es muy probable que no se repita”. Aunque Marta resalta que predominó el público masculino, destaca que “la gente estaba supercalmada y feliz”. “Desde que pusimos un pie en el avión, todo el mundo, hasta la cajera del banco, tenía merchandising de Oasis. Además, te veían y te miraban con alegría y emoción”, agrega. El sentimiento al que alude Marta fue colectivo. Jonas, de Suecia y de 37 años, estuvo la primera noche en Heaton Park y la magia de la experiencia también la achaca a la importancia de las miradas. “Mi impresión general del concierto es que todas las personas con las que me crucé y miré a los ojos me devolvieron la sonrisa, y todos fueron encantadores y serviciales de una manera que nunca antes había experimentado”, cuenta a elDiario.es. El joven fue acompañado de su novia y, como “ávido asistente a conciertos”, esta fue su tercera cita con Oasis. “Algo memorable fue el gran coro en el baño, donde nos pusimos las manos sobre los hombros unos a otros y cantamos mientras hacíamos nuestras necesidades”, apunta. Fans de la banda antes del show en la capital galesa Ni Marta ni Jonas fueron los únicos en viajar para disfrutar del reencuentro de los hermanos Gallagher. Aaron, de 36 años y originario de San Francisco, California, asistió al espectáculo del 20 de julio en el Heaton Park para un “fin de semana inolvidable”: “Toda la ciudad de Manchester estaba llena de energía positiva. Todos fueron muy amables y solidarios. Nunca olvidaré el rugido de la multitud cuando comenzó a sonar la intro”. Su mejor anécdota es el momento en el que un padre, de unos 60 años, escuchó su acento y le comentó que le sorprendía que hubiera viajado tan lejos solo para ver al grupo. “Rápidamente señalé a las personas de Argentina y Australia que había al lado nuestro y con las que estuve hablando, que vinieron desde aún más lejos”, afirma el estadounidense. Por supuesto, el poder de las canciones hizo el resto. “En el estadio, el ambiente era electrizante”, cuenta Nicola, de 33 años y procedente de Manchester, que tuvo entradas para la noche de apertura. “Nunca olvidaré Don't Look Back In Anger , porque se notaba que Noel estaba emocionado en ese momento, con un nudo en la garganta. Mis favoritas de la noche fueron Masterplan y Half The World Away . ¡Simplemente mágico!”, destaca la joven, que explica que pasó ocho horas intentando conseguir tickets porque era un regalo para el 30 cumpleaños de su pareja. “Fui al Eras Tour el año pasado y, para mí, está al mismo nivel. Me encantaría volver”, dice, resumiendo que “cumplió con creces” sus expectativas. El paso del tiempo pone en perspectiva toda la narrativa que gira alrededor de Oasis, culminando así con una gira que es mucho más que una gira. “He estado presente en todas las peleas”, dice Marta, “porque muchas veces salían los dos y uno se iba y se quedaba Liam, o se metía dentro y se quedaba solo Noel... He vivido todas las fases”. Ella menciona que este concierto es un regalo para quien siempre se ha sentido acompañado por el catálogo de los dos hermanos. Sin embargo, Jonas opta por resaltar algo que considera que trasciende lo musical: “Fue como un sueño en el que todos nos juntamos, independientemente de las diferentes etnias, edades y estatus sociales, y por una vez fuimos una familia de personas unidas por un bien común en lugar de lo contrario”.