Cenizas

El incendio del piedemonte de la Sierra de Córdoba, que a la hora a la que escribo se encuentra aún activo, nos permite medir la altura de las cosas que de verdad importan. En concreto, lo pequeñísimos que nos volvemos cuando la intemperie aprieta, la fragilidad de las cosas que damos por supuestas y la enorme necesidad de personas valientes que hagan el trabajo peligroso porque hay que tenerlos como cocos de feria, inmensos, para apagar cara a cara un fuego de este tipo. La seguridad del hogar se vuelve, literalmente, ceniza por unas llamas que pueden -o no, ya veremos- tener un origen casual.