‘I love’, por Joaquín Ángel de Domingo Martínez

Sí, he sucumbido al inglés, pero solo para decir cosas bonitas como I love you. Para lo demás, y sobre todo para lo que concierne el derecho, me entusiasma el castellano (y el catalán cuando Europa lo reconozca, o sea nunca) y el latín, porque hay cosas que si no se dicen en esta lengua -muerta para algunos, muy viva para los juristas-, no se entenderían o sonarían con menos calidad, como carpe diem, que no me negarán es mucho más sonoro que el «partido a partido» del Cholo. Pero volviendo al inglés, resulta que la justicia europea, -esa misma que, dicho de paso, antes o después, le va a dar un capón, con carpetazo incluido, a la ley de amnistía de Sánchez, pues se aprobó en aras a un interés tan general como el que se quede él en Moncloa, a cambio de que los sediciosos campen por sus fueros, tengan su financiación propia y no tengan que acoger a emigrantes, lo cual ha supuesto una pacificación de España, como ya se está viendo cada día-, ha rechazado registrar como marca el símbolo I love en las camisetas desmangadas para lucir sobaquillos por las playas este verano.