Terminamos el curso político con una realidad tremendamente perturbadora. A la paulatina polarización de una sociedad agotada de crispación política se unen episodios lamentables. Los inadmisibles disturbios de índole xenófoba de Torre Pacheco alimentados por la extrema derecha se unen al grave caso de corrupción en torno al exministro de Hacienda del PP. Presuntamente, el señor Montoro y su equipo se enfrentan a delitos de cohecho, fraude, prevaricación, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y organización criminal. Es perentorio reflexionar y actuar con contundencia para evitar que el descrédito de la sociedad erosione nuestra democracia.