El escritor y activista Grian Cutanda comenzó el 10 de junio un ayuno voluntario con la intención de presionar a las instituciones europeas para que actúen contra las violaciones de derechos humanos de Israel en el enclave palestino La UE permanece inmóvil mientras Israel asesina palestinos en busca de ayuda humanitaria Grian Cutanda es, entre otras cosas, escritor, educador y activista social y medioambiental. El 10 de junio comenzó una huelga de hambre con la intención de presionar a las instituciones europeas para que actúen frente al genocidio en Gaza. Su acción, que se desarrolla en Bruselas, forma parte de una campaña de la red activista internacional Rainbow Warriors 3.5 contra las violaciones generalizadas de los derechos humanos y del derecho humanitario internacional de Israel en el enclave palestino mediante bombardeos, destrucción masiva y la hambruna de toda la población civil. “Si no se respeta el derecho internacional en una situación tan flagrante como la de Gaza, se está abriendo una avenida para el fascismo”, dice a elDiario.es el activista de 68 años, que ya ha hecho ayuno voluntario en otras ocasiones, como en 2021, con el grupo ecologista Extinction Rebellion, durante 33 días. En los últimos días, ha protestado ante la sede del Parlamento Europeo “para remover la conciencia de la clase política europea y se lleven a cabo acciones drásticas para detener el genocidio en Gaza”. ¿Por qué creen importante estar allí? Es importante estar, que se nos vea y que las personas puedan acercarse y hablar o apoyar la causa. Hay diferentes acciones que se pueden emprender, siempre hay trabajo que hacer. En estos momentos, somos un equipo de 15 personas dentro de Rainbow Warriors 3.5, que es nuestra red de pequeños grupos activistas. Hay en torno a 140 personas de 24 países que forman parte de la campaña, de las cuales 103 están haciendo ayuno intermitente. ¿Qué pide esta campaña, que lleva el lema ‘Que nuestros ojos silencien sus armas’? Nuestras propuestas principales son tres. Primero, la suspensión del acuerdo [de asociación] de la Unión Europea con Israel. Después, la imposición de sanciones a Netanyahu a su Gobierno, a los mandos de su ejército y las grandes corporaciones que se están beneficiando del genocidio en Gaza y, en tercer lugar, el cese del comercio de armas con Israel e incluso el boicot comercial a Israel. Sin embargo, pensamos que hay que dar pequeños pasos que nos acerquen al objetivo. Por ejemplo, la solicitud al Gobierno español –que ha actuado mucho de boquilla pero le ha faltado dar pasos– del cese del comercio de armas con Israel. En este momento, pedimos también que se llame a la embajadora de España en Israel a consultas y que se la retire de aquel país. En segundo lugar, que se corte todo comercio con Israel. Si hay un país de la Unión Europea que da el paso, a lo mejor se suman más y conseguimos que la opinión pública empiece a cambiar y que los líderes de la Comisión Europea empiecen a planteárselo. Tenemos que hacer algo antes de que nos terminemos sintiendo como la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, antes de que toda Europa termine con un sentimiento de culpa colectiva por no haber intervenido en un genocidio a la vista. Tenemos que actuar ya. La Corte Internacional de Justicia declaró hace un año que la ocupación israelí de los territorios palestinos es ilegal, sin que nada haya cambiado. ¿Qué consecuencias tiene esta falta de cumplimiento del derecho internacional y el respeto a los derechos humanos? Si no se respetan el derecho internacional y los derechos humanos, al menos mínimamente, en una situación tan flagrante como la de Gaza, se está abriendo una avenida para el fascismo, incluidos Trump y Putin. Por eso es crucial que paremos el genocidio. Tenemos una posibilidad de retorno y es precisamente Gaza. Gaza es la batalla decisiva. Yo por lo menos lo siento así. Nos lo jugamos todo allí. Cada vez sale más gente a la calle, pero también, por otra parte, hay mucha gente a la que no le importa lo que le cuentes de Palestina. Esto se debe a que la narrativa del pensamiento único neoliberal nos viene ganando la partida desde hace 40 años. Tiene dos patas: el individualismo a ultranza y la competencia a ultranza. 'Tienes que emprender, ocúpate de lo tuyo'. Y esto es precisamente lo que nos lleva a la extinción: los seres humanos somos gregarios, no podemos sobrevivir solos. ¿Cuál sería su mensaje para la población? Tenemos que pasar a la acción. Tenemos que movernos por Gaza, porque esta batalla es crucial: ponernos en contacto con grupos, con colectivos, ONG, movimientos sociales y poner nuestras habilidades y talentos al servicio. Y si tuviera oportunidad, ¿qué le diría a la gente de Gaza? Les diría que hay que mantener la esperanza, por impensable e irreal que pueda parecer, porque hará vencer esta batalla. ¿Ve espacio para la esperanza? Tenemos que desarrollar una visión del mundo sistémica, basada en la conciencia, no en la materia, que es lo que nos hace ver en los árboles recursos y no seres. Simplemente para no colapsar como sociedad, como civilización, para sobrevivir. Todos estamos interconectados con todos, no podemos desentendernos de lo que está pasando en Gaza, en Ucrania, en Congo o en Sudán. Tenemos que actuar en defensa de toda vida y en defensa de todo ser humano y simplemente por los derechos humanos y por los derechos que están en la Carta de la Tierra, que, para mí, es la tercera carta después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Carta de las Naciones Unidas. Palestina tiene un fuerte arraigo con su tierra, por ejemplo, con sus olivos. En Gaza, su tierra es su identidad, su arraigo. Cuando te colonizan, como hicieron con los nativos americanos, te dejan totalmente en una situación de extrema vulnerabilidad. Cutanda con el periodista de AlJazeera, Abdulkarem Alkhayati, durante una entrevista Empezó el ayuno por Gaza hace 46 días. ¿Cómo está siendo el proceso? A partir de los 40 días ya tienes que empezar a tomar muchas precauciones. Tengo que ir a que me hagan otro análisis de sangre. He pedido consejo a una médico experta en huelgas de hambre y me ha dado una serie de indicaciones. Además, hay una médica aquí que me vio hace unos días y tengo un amigo médico al que también le voy pasando información. Pero soy un afortunado. En Gaza, sin embargo, lo están pasando muy mal desde hace mucho tiempo. ¿En qué consiste una huelga de hambre? Se ingieren solo líquidos. Nada sólido. Estoy tomando electrolitos. Agua con jugo de limón, sal y bicarbonato. Y luego me estoy permitiendo, como mucho, café descafeinado y una cerveza sin alcohol por la tarde. La parte psicológica es la más débil. Llegué aquí con 25 días de huelga de hambre. No estás en tu entorno y eso se nota. Desde el día 41 también está mi mujer aquí. ¿Cuáles son tus próximos pasos? Una vez deje la huelga, haré ayunos intermitentes. Mi idea es continuar la campaña, que va a continuar hasta que el genocidio termine.