A pesar de que ya se había alejado de la terminal, la aeronave volvió a su posición, sin generar sanciones ni incidentes posteriores por parte de las autoridades aeroportuarias Bill Gates califica de “locura de mierda” el apoyo de Elon Musk a la extrema derecha mundial Los procedimientos de embarque de un avión se ajustan a un margen operativo muy concreto. Una vez que se autoriza el cierre de puertas y se activa el protocolo de salida, cualquier alteración queda fuera de lo permitido. Las aerolíneas aplican este criterio con firmeza para no alterar los horarios y mantener la rotación de vuelos, que exige que cada minuto cuente. Los responsables de pista y cabina no tienen margen de decisión una vez que el piloto inicia la maniobra de despegue, porque todo está coordinado para que el movimiento continúe sin interrupciones. A pesar de esta rigidez, hubo una ocasión en la que la marcha atrás fue real. Bill Gates trató de detener un avión cuando ya estaba alejándose de la puerta de embarque. Sucedió en San Francisco , en un momento en el que él y Paul Allen acababan de terminar una serie de reuniones con clientes, según cuenta Allen en sus memorias publicadas por Portfolio . Gates se retrasó, corrió hacia la zona de acceso y cruzó el pasillo cuando ya se había retirado la pasarela. Lo siguiente que hizo dejó perplejo a su socio. La reacción del personal dejó desconcertado a Paul Allen, que esperaba una respuesta muy distinta En lugar de detenerse o buscar al personal del aeropuerto, se dirigió directamente al panel de control del puente de embarque . Allí intentó activar los mandos para devolver la pasarela al fuselaje. Paul Allen presenció la escena a unos metros de distancia, sin entender del todo lo que pretendía Gates. Según recoge el libro, su reacción fue inmediata: empezó a gritar para que se apartara del panel, convencido de que iban a acabar expulsados. Varios empleados del aeropuerto se aproximaron con rapidez al ver el revuelo. Allen esperaba que intervinieran con firmeza, pero lo que ocurrió fue justo lo contrario. En el relato de Allen, uno de los agentes de la aerolínea se dirigió a Gates con una frase que no esperaba en absoluto. El trabajador le dijo: “Señor, señor, espere . Haremos que el avión regrese ”. Y eso fue exactamente lo que hicieron. Fotografía cedida por Microsoft donde aparecen sus cofundadores Bill Gates (d) y Paul Allen posando rodeados de ordenadores en el año 1975. EFE/Microsoft El vuelo, que ya había comenzado a alejarse, volvió a su posición inicial para permitirles el embarque . La escena no quedó registrada en cámaras ni generó consecuencias mayores, pero dejó una impresión duradera en Paul Allen, que la incluyó en su libro como ejemplo del carácter de su socio . En ese momento, Gates no ostentaba todavía el reconocimiento global que alcanzaría años después, pero ya mostraba una actitud que no encajaba con las limitaciones habituales. La forma de actuar de Gates fue interpretada por su socio como un reflejo de su estilo decidido y poco convencional El detalle más llamativo de la anécdota no reside tanto en la acción como en su desenlace. Que un empleado de tierra accediera a revertir el movimiento del avión supone una excepción evidente a los protocolos del sector. Allen interpretó que el gesto tuvo más que ver con la convicción con la que Gates actuó que con una concesión operativa. En el contexto actual, una escena así sería difícil de imaginar. Los protocolos de seguridad se han reforzado, el margen de acción del personal se ha reducido, y cualquier intento de manipular el sistema técnico del embarque provocaría una intervención inmediata. Pero en aquel momento, según el relato, bastó una insistencia fuera de lo común para que el avión volviera a por él . La historia forma parte del retrato que Paul Allen quiso transmitir sobre sus años junto a Gates, con el objetivo de reflejar hasta qué punto podía forzar situaciones para lograr lo que quería . El episodio del aeropuerto, más allá de lo anecdótico, sirvió como muestra de que una sola decisión puede cambiar el curso de una situación que ya parecía decidida. Aunque no fuera lo habitual, ese día el avión volvió.