En España, los divorcios han repuntado un 8,2% hasta los casi 86.600 tras dos años de descenso. Aun así, sigue siendo una cifra inferior a los de 2021 y años anteriores. En la mitad de los divorcios había menores sobre los que otorgar custodia y en la mayoría, el 49,7%, esta fue compartida. El caso de Juana Rivas comenzó siendo como otro cualquiera, pero ya hace tiempo que se desbocó y se ha visto envuelto en una tormenta de política y espectáculo mediático. Lo último del caso es que este viernes 25 de julio, se ha realizado la entrega de Daniel, el hijo menor de Juana Rivas y Francesco Arcuri, a este último y que, padre e hijo, han comenzado su regreso a Italia. Lo habitual en los casos de custodia compartida es que haya un entendimiento entre los padres y sean ellos mismos los que se organicen. Sin embargo, se puede llegar al punto de recurrir, de manera extraordinaria, a lo que se conoce como Punto de Encuentro Familiar. "Los puntos de encuentro están situados en lugares pacíficos, tranquilos y se habilitan en situaciones excepcionales. Lo natural es que los padres se entiendan y la recogida se realice en el colegio o bien en el domicilio de alguno de los progenitores. Cuando se hace una entrega en un punto de encuentro es porque es una situación complicada", explica a Mediodía COPE Alberto Cebrián, abogado de familia. Para esas situaciones complicadas o complicadísimas como la que tienen y de la que estamos siendo testigos todos, Juana Rivas y su exmarido, el italiano Francesco Arcuri, son esenciales estos puntos de encuentro. ¿Qué ocurre en ellos? "Hay entregas y recogidas que se basan en que entre uno de los progenitores, entre el otro, el niño se va con el que no ha venido..., al final es un lugar en el que se hace intercambio; pero el progenitor que comienza su visita se puede ir fuera del centro y, después, también hay visitas que son supervisadas o tuteladas en las que el progenitor desarrolla su visita dentro del punto de encuentro y es o supervisado o tutelado", explica el letrado. Hay que destacar que los progenitores no eligen ir al punto de encuentro, sino que se trata de una resolución judicial. Este servicio está destinado para tratar casos extraordinarios que requieren de supervisión, de seguridad, de protección para el menor. Para ello, en estos encuentros participa un equipo preparado. "El equipo que trabaja en los Puntos de Encuentro Familiar es pluridisciplinar tenemos psicólogos, abogados, educadores sociales, trabajadores sociales y cada uno se va más o menos ocupando de que todo funcione bien. Las entregas en un punto de encuentro son antinaturales, pero son la mejor opción porque la situación así lo requiere", resalta el abogado de familia, Alberto Cebrián. Cada caso tiene sus particularidades. Hay ocasiones en las que no se encuentran los padres, pero sí que hay veces en las que los padres sí que se verán para intentar encaminar la situación hacia la normalidad. Cebrián deja claro que los puntos de encuentro no son ni pretenden ser una solución definitiva: "una cuestión que la gente no entiende bien del punto de encuentro es que es extraordinario totalmente y es temporal. No podemos pretender establecer una regulación de visitas que permanentemente se hagan un punto de encuentro. Tiene vocación de ser temporal hasta que efectivamente se normaliza la relación y esa relación puede ser beneficiosa para el niño. No son situaciones normales, no siempre son los progenitores, puede haber abuelos, otros familiares...". Los lugares en los que pueden desarrollarse son limitados y, aunque sí que se puede llegar a conocer dónde se realizan, la cita y la hora requiere de esa confidencialidad para proteger al menor, que al final, es lo fundamental, ya que una exposición excesiva al conflicto puede tener consecuencias para el niño, como afirma Aurora García Moreno, neuropsicologa, en La Linterna: "La exposición puede retraumatizar al niño que va a revivir ese trauma. Es habitual que además internalice emociones como puede ser la culpa, ¿qué habré hecho yo para que se forme este circo? También le afectará a la autoestima y entonces esta exposición, estos miedos, le van a llevar incluso a una percepción distorsionada de lo que es el amor y la seguridad". En el caso del hijo de Juana Rivas ha habido que recurrir a uno de estos puntos de encuentro familiar precisamente por lo excepcional del caso.