La corrupción, los migrantes y la identidad plurilingüe son asuntos que este viernes se han colado en la celebración del Día Nacional de Galicia y festividad del patrón de España , una jornada en la que siempre convergen actos políticos, varios festivos y algunos otros con acentuado carácter institucional, según recoge EFE. La mayor manifestación de estos últimos es la ofrenda al Apóstol Santiago en la que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en su condición de delegado regio, ha pedido en su invocación un "punto de equilibrio desde el que regular con acierto la inmigración" tras afear el pasado lunes, después de reunir a su equipo, el "indecente" cálculo del Gobierno central por los tres centenares de menores no acompañados solicitantes de asilo que quiere enviar a la Comunidad. Convencido de que la intención es trasladar el problema a otras administraciones, al igual que hizo al inicio de esta semana cuando atacó el proceder del Ejecutivo de Pedro Sánchez por considerarlo un "estímulo para las mafias", ha pedido Alfonso Rueda concentrar los esfuerzos en terminar con ese negocio de los que se lucran "con el tráfico ilegal" de quienes procuran un futuro mejor. El arzobispo, Francisco Prieto , ha censurado en la homilía, que ha seguido en las bancadas el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, el "inaceptable" empleo de esas personas como "arma política" . En la cercana Alameda, la portavoz nacional del BNG , Ana Pontón, antes de la marcha por el 'Día da Patria Galega' , ha ofrecido "brazos abiertos, manos tendidas y sonrisa en los labios", porque la suya es una "nación de acogida" que no tiene inconveniente alguno en sumar "más ciudadanía". A cuarenta kilómetros, en Rianxo (A Coruña) , tras una ofrenda floral ante el busto de Castelao, el secretario general del PSdeG , José Ramón Gómez Besteiro, ha cargado contra los problemas para acoger a quienes huyen de crisis humanitarias. La actitud de Rueda "nos deshumaniza", ha dicho. El jefe del Ejecutivo gallego ha pedido también inspiración, acierto y determinación para todos los gobernantes ; para el papa, "conciencia moral de la humanidad", y para el rey y su familia, en este caso para desempeñar "con acierto y ejemplaridad las altas responsabilidades que les corresponden, especialmente en un momento como el actual en el que todos necesitamos de referentes de integridad personal e institucional". Ha urgido Alfonso Rueda a "recuperar la credibilidad" de instituciones a menudo manchadas por "prácticas impropias de personas decentes", mientras que Ana Pontón ha atacado la "corrupción rampante del bipartidismo parasitario" de PP y PSOE y Gómez Besteiro ha responsabilizado de la "crispación política" a la "derecha dispuesta a destruir la convivencia democrática para llegar al Gobierno que creen suyo por derecho hereditario". Ahondar en la "riqueza cultural, histórica y lingüística" ha sido otra de las reivindicaciones del máximo mandatario autonómico, que ha estado recibiendo críticas por no unirse a la carta enviada por el presidente catalán, Salvador Illa, y el lehendakari, Imanol Pradales , en la que defienden la oficialidad de las tres lenguas en el Consejo de Asuntos Generales al entender Rueda que son otras las prioridades. El BNG ha llamado a mantener en alto la bandera de una causa que entienden justa, y que los Veintisiete han vuelto a aplazar ante la falta de unanimidad que se requiere para aprobar la petición de España, y el PSdeG ha denunciado la obstrucción a la identidad plurilingüe. Besteiro cree que el "boicot" a la "dignidad lingüística" va a perseguir siempre a Rueda . "Si fuese por el presidente de la Xunta, hoy no se podría hablar (gallego) en el Congreso", ha apuntado, y "también en Europa el PP de Rueda repite patrón: se niega a situar el gallego al mismo nivel que el resto de lenguas oficiales", pese a ser "una parte esencial de lo que somos". Más allá de la ofrenda, de los actos propios de PSdeG y BNG, y de los homenajes a Rosalía (también una ofrenda floral) y Castelao , la capital gallega sigue disfrutando de las atracciones, gastronomía y conciertos de las Fiestas del Apóstol. La presencia multitudinaria de locales, visitantes y peregrinos, algunos llegados para la ocasión, deja la estampa de una Compostela al borde del colapso.