Miki: "Lo del Vijusa Valencia fue espectacular, pero murió de éxito"

El 4 de febrero de 2002, en una Fonteta con casi nueve mil aficionados, abarrotada, un conjunto valenciano de futsal hizo historia. El Vijusa Valencia, ya desaparecido, se impuso en una frenética final de la Copa de España (6 a 5) al potente El Pozo Murcia de Paulo Roberto, le mejor jugador del mundo.  Han pasado 23 años, no hay ningún conjunto de la provincia en la máxima categoría nacional y aún se añoran, más todavía, aquella maravillosa época. Al frente de aquel equipo estaba un genio, Eduardo García Belda. Miki, para todos. Miki, leyenda del fútbol sala valenciano y nacional, bienvenido a Deportes COPE Valencia, muy buenas. Yo también os quiero. ¿Cómo está? Muy bien. Tienen 70 años y si lo ven, está como si lo acabaran de sacar ahora de la nevera. Bueno, se hace lo que se puede. Sigue paseando todos los días por el río, ¿no? Sigo paseando, muy bien, lo has dicho muy bien. Alguna vez le he visto. El que más habla es usted, ¿no? Paseamos 5 o 6, pero no, no es verdad, no me dejan hablar. No me lo creo. ¿Compite por llegar antes a un árbol o a una farola que sus amigos? Al meódromo, por llegar el primero, por eso competimos. ¿A qué se dedica? Usted  entrenó en muchos países, pero su última etapa fue en el colegio de El Pilar, de Valencia, donde han conseguido cosas preciosas... Cosas que son impensables. Que un colegio esté por encima de clubs como el Levante, el Jimbee Cartagena, el Pozo, el Barça... quedemos terceros de España en juveniles, es impensable. Pero bueno, todos son ciclos. Gonzalo Castejón, el valenciano del Jimbee. Le entrenó usted en El Pilar. ¡Vaya tela, todo lo que ha conseguido! Mi niño. Ya era bueno, y su hermano Nacho también. Los dos... Pero hay una cosa, los jugadores crecen por lo que les enseñas y por lo que les corriges. Hay una cosa que en los cursos de entrenadores digo siempre, el entrenador que no quiere tener conflictos con los jugadores no les hace crecer lo suficiente. Para hacerlos crecer tienes que tener conflictos, porque las correcciones le sientan mal a todos los jugadores. A usted le sentaban mal, seguro... A mí muy mal. Usted fue subcampeón del mundo con la Selección Española de Fútbol Sala. Daba ya recitales pisando la pelotita... Fue la primera final del mundo que jugaba la Selección Española. Cuando mira atrás, han pasado 25 años casi, 23, desde aquel 2002, qué pasada aquella tarde... ¿Cómo se ve? Me veo en bañador en la playa con un cuerpo espectacular y ahora me veo por las mañanas. No, en serio, aquello fue una pasada. Siempre lo digo, haber ganado es verdad que te hace estar en la historia, que eso es muy bonito. Es un recuerdo espectacular estar en la historia, pero lo mejor fue conseguir lo que ningún equipo en Valencia, en la provincia, ha hecho:  integrar a todo el mundo a ser del Vijusa. Los que antes habían sido enemigos del Vijusa, las envidias, desaparecieron y todo el mundo era del Vijusa.  Estuve cuatro años. En el primero, cuando yo llegué, le dije a Juan Carlos Cebrián, vamos a darle la mano a cada uno del público, que son 200. Veníamos uno a uno y los saludamos y acabamos metiendo 9.000. Eso es lo que fue especial. Ahora tenemos una relación cordial entre todos los que hicimos ese Vijusa. Hace poquito, cuando se celebró en 2019 la Copa de España, en Valencia, estuvieron todos juntos, en el pabellón del Cabañal. Sí, fue en el Cabañal, hicimos un partido. Tú hoy en día le hablas a la gente y al Vijusa lo recuerda todo el mundo con muchísimo cariño. Es que aquel Pozo de Murcia eran los galácticos del fútbol, con el valenciano Kike Boned, elegido mejor jugador del mundo, y Paolo Roberto, que era increíble... Es que nosotros éramos, por presupuesto, a lo mejor un equipo de mitad tabla, pero conseguimos, con el aporte de todo el mundo, cada uno en su labor, ser un grupo especial durante varios años. Jugamos la final de la Liga, ganamos la Copa de España, jugamos otra final, jugábamos más que los demás. Fueron cuatro años espectaculares.  Lo que pasa es que después hay un problema, mueres de éxito. El éxito hace que empiecen a venir esos equipos Interviu, Barça, Pozo, y te empiezan a quitar todos los jugadores. Y vas renovando poco a poco, pero es muy difícil acertar todos los años, acertar, acertar, acertar. Mira con cierta nostalgia aquella época... tras el descenso del Levante y del Alzira no hay un equipo de la ciudad ni de la provincia en la máxima categoría, que aglutine la atención y el cariño... Claro que lo añoro, pero creo que están muy mal enfocados esos clubes, por no identificarse con su zona geográfica. Tú puedes traer gente de fuera, pero la gente, el valencianismo lo vive otra manera.  El Alzira, para mí, ficha demasiado jugador de fuera, no cree mucho en el jugador valenciano. El Levante tiene una estructura que, a mí particularmente, no me gusta. Entra más la calidad personal que la calidad del jugador. Le veo su llavero del Levante. Esa es una espinita, Miki, que tiene clavada, ¿no? Creo que eso que lo habéis hecho como una ayuda, un cariño hacia Miki, ha sido negativo. El que se preguntara tanto  ¿por qué no entrena Miki al Levante? A lo mejor los gestores de esa situación deportiva no querían a alguien que acaparara más protagonismo que ellos. Pero al final lo que quieres es ganar. Yo, fíjate, en eso hay una cosa, yo creo mucho en el jugador valenciano, creo que somos una escuela muy especial, la prueba es que siguen saliendo jugadores. Gonzalo Castejón se tiene que ir a Cartagena, siguen saliendo jugadores que se tienen que ir a otros lados. Por lo que me has dicho del Levante cuando tuvo dinero, dejó de creer en el jugador valenciano, los trajo prácticamente todos de fuera y yo creo que ese sentimiento de la terreta tiene que existir. Probablemente por ahí pase el resurgimiento, por volver a mirar en las raíces, en lo tuyo, en el jugador de la tierra. Sí, pero ¿sabes cuál es el problema? Que es verdad que ahora el Levante sí que está apostando mucho por el jugador valenciano, pero el problema para mí es, ¿lo haces por necesidad o lo haces por convicción? ¿Cree que volveremos a ver un Vijusa Valencia, un equipo con esa fuerza, esa energía, ese magnetismo? Creo que es difícil, muy difícil, por una razón, porque el Vijusa era independiente. Te tenías que ganar a los de todos los lados e iban a estar contigo. Ahora, tú, si eres el Levante, tienes un hándicap con los del Valencia. Si eres del Valencia, tienes un hándicap con los del Levante.  O mueves bien toda esa estructura... ¿cuántas veces ves a entrenadores del Levante, del Alzira, que sean capaces de ir a reuniones, que sean capaces de ir a las radios, que sean capaces de ir a sitios, que a lo mejor no te apetece nada? Me acuerdo, cuando empecé en Vijusa, que a mí me invitaban a programas y yo decía, yo voy, pero ellos tienen que ir el sábado al partido. A lo mejor iban cinco personas, pero eran cinco, un goteo. Empiezas a ir a una serie de sitios y tú eres el entrenador, que lo tienen que hacer otros, pero como no lo hace todo el mundo. Juan Carlos Cebrián, que ha sido un genio para todas estas cosas, estaba en eso. Cuando yo llegué, Vijusa se comió casi a todos los deportes que no fueran el fútbol, pero hoy en día el baloncesto está gestionado a las mil maravillas. Yo recuerdo una entrevista suya, que usted decía que ojalá Vijusa pudiera ser el Valencia Basket del futsal... Pues eso es lo que te digo, siento una envidia sana por lo bien que lo han hecho los del baloncesto, para poder hacer una ciudad deportiva del baloncesto, poder hacer el Roiga Arena y estar metiendo tanta gente. Cuando estábamos con Vijusa nos tuteábamos con el Pamesa. Estábamos los dos en la Fonteta, entrenábamos los dos equipos, uno detrás de otro y con una cosa que siempre me hizo gracia. Miki Vukovic y yo, los Mikis.