Ya no importa cómo nos veamos sino cómo lo hacen los demás. Pensamos que la vida es una foto de Instagram, un escaparate de nosotros mismos, el expositor de todo lo que pretendemos aparentar. En ese camino entre lo que uno es y lo que le gustaría ser reside una forma de nosotros mismos en la que la apariencia, la broma, la torpeza y la envidia se apoderan de un silencio cómplice de nuestros dos yoes. En este tiempo nuestro, donde el alma ha sido sustituida por la red social y el pensamiento, se filtra por los 'selfies' como el café en las nuevas 'butics' del aroma a viejo, parecer ha terminado por comerse al ser. Ya no se trata... Ver Más