El combate contra el fuego a los mandos de los aviones del Infoca

Dos avionetas de carga en tierra se ubican siempre en el aeropuerto de Córdoba para salir a atajar el desarrollo de incendios como el ocurrido esta semana en la Sierra Análisis - Las claves del gran incendio de Córdoba: mucho pasto seco y una imprudencia junto a la carretera Son las 10:00 del martes 22 de julio. En el aeropuerto de Córdoba, el piloto Ignacio Fraile, con 26 años de experiencia, chequea que todo esté en orden en su avión de carga en tierra del dispositivo de lucha contra incendios del Infoca. Unos 3.000 litros de agua y líquido retardante componen la carga de la aeronave, dispuesta para actuar. Unas horas después, pasadas las 19:00 de ese mismo día, se declaró el grave incendio forestal que ha afectado a parte de la Sierra de Córdoba. Y fue el momento en que todos los medios aéreos del Infoca tuvieron que hacer frente a la propagación del fuego. Las aeronaves como los dos aviones de carga en tierra que tiene el Infoca en el aeropuerto de Córdoba son parte del engranaje que el dispositivo tiene ante un incendio, complementado por los helicópteros, los bomberos forestales, los técnicos de operaciones, agentes de medio ambiente y todas las unidades de asistencia sobre el desarrollo del fuego. Pero los pilotos como Ignacio son los primeros que llegan y actúan en el lugar. “Tenemos la responsabilidad de atacar la cabeza del incendio”. Personal del INFOCA en el aeropuerto de Córdoba 3.000 litros de agua y líquido que retarda la combustión En tierra, entre tres y cuatro minutos son suficientes para cargar el avión con esos 3.000 litros de agua, que pueden ir complementados con líquido retardante -cubre con una película la vegetación y hace que tarde más la combustión- o también con espumante -crea una especie de manto que mantiene más la humedad y moja más superficie-. Cuando se produce el incendio, el Centro Operativo Provincial (COP) del Infoca es quien avisa a sus pilotos del aeropuerto. Una llamada y reciben los principales datos del fuego para ir a atacarlo: el lugar con las coordenadas específicas, si es un incendio forestal o agrícola, si hay población cerca y el tipo de carga en el avión que se precisa. “En diez minutos está todo preparado y en otros diez ya estamos volando”, explica el piloto. El avión pesa unos 7.200 kilos cuando va lleno y es capaz de volar a 320 kilómetros por hora en esas condiciones. Su gran depósito, que ocupa la barriga de la aeronave, le permite ser la herramienta perfecta para descargar gran cantidad de agua sobre el incendio. Desde la cabina, el piloto activa una compuerta y puede seleccionar si se realiza una o varias descargas y en qué momento. Panel de mandos del avión del Infoca. “Estos son aviones de primer ataque”, cuenta también el director del Centro Operativo Provincial del Infoca en Córdoba, Eduardo Nicolás. En un incendio de dimensión media pueden sumarse seis, ocho o diez medios aéreos de descarga y, sobre ellos, otro avión sobrevuela y va ordenando los movimientos de los primeros, para evitar errores y ser más efectivos. La misión que tienen Ignacio y sus compañeros pilotos de estas aeronaves destaca por su peligrosidad. Sufren las condiciones climáticas extremas en ocasiones, el humo impide en ocasiones la visibilidad, se les debe indicar si hay obstáculos como tendidos eléctricos que deben sortear y la propia operación de descarga es, en sí misma, muy arriesgada: “Se acercan mucho al suelo para tirar el agua y luego tienen que remontar el vuelo”. Una temperatura muy elevada también es un obstáculo: a más calor, de un lado la densidad del aire es menor y, de otro, los motores del avión merman su potencia con ese aire tan caliente. Piloto del Plan INFOCA del aeropuerto de Córdoba Marcar una línea de contención del fuego Las descargas de estos aviones tratan de actuar para cortar el fuego y perimetrarlo. “Se trata de marcar una línea de contención en el frente activo”. Solo cuando el frente se contiene con sus ráfagas de agua y líquido retardante podrán entrar a actuar desde tierra los bomberos forestales. “Nosotros no apagamos el fuego” dice gráficamente Ignacio sobre cómo su actuación trata en un primer momento de impedir el desarrollo del incendio: “Tenemos misiones complementarias”, dice sobre el engranaje de efectivos que trabajan contra el fuego. Con la dilatada experiencia sobre sus hombros, saben bien que los incendios en la Sierra de Córdoba como el que se ha producido esta semana son los peores. Hay mucho material de combustión y hay población diseminada en muchas zonas, unas circunstancias que acrecientan la peligrosidad porque, como señalan, se añade un problema de protección civil. El ejemplo se ha visto en esta ocasión: unas 500 personas tuvieron que ser evacuadas de la zona. Depósito con líquido retardante y balsa de agua para suministrar a los aviones del Infoca en el aeropuerto Pero, una vez más, los pilotos del Infoca pudieron actuar ante el fuego, siendo claves ante el desarrollo del incendio. Solo unas condiciones climáticas muy específicas se lo hubieran impedido, como es un viento superior a 50 km/hora, con el que no pueden volar, o una espesa niebla. Los 26 años de experiencia de Ignacio Fraile como piloto y, antes, como mecánico de aviones, han visto ya muchos incendios. Recuerda cómo, de niño, con solo cuatro o cinco años montó por primera vez en un avión parecido, dedicado a la fumigación que se hacía entonces y eso ya le despertó la pasión por manejar estas aeronaves. Hoy, cada día durante este verano, espera preparado el momento en que suene el teléfono y tenga que ponerse de nuevo a los mandos del avión para luchar contra el fuego en Córdoba. Pilotos del Plan INFOCA del aeropueRto de Córdoba