De temible y complicada no tuvo mucho la corrida de los pablorromeros en Estella-Lizarra. Los toros, bien, pero desigualmente presentados, fueron manejables, lejos de comportamientos enrazados y complicados de tiempos pretéritos. Si acaso, el 6º, un tiazo con un pitón izquierdo que casi alcanzaba la Basílica del Puy, tuvo raza, pero en genio, complicando a Expósito. El de Sarriguren perdió la opción, sobre todo con la espada, de salir a hombros por tercera vez consecutiva por la puerta grande de la Avenida de Yerri.