El Estrecho se mantiene en alto

Ganado bravo, monte y emoción, mucha emoción. Es lo que se entremezcla en uno de los encierros con más solera de la geografía navarra. Se trata de una imprevisible suelta de vacas en la que las reses campan a sus anchas y no permiten demasiadas florituras a los valientes participantes. Eso sí, las particularidades del recorrido, en donde los animales se hacen los dueños pudiendo incluso llegar a trepar por algunas de las paredes, hacen que siempre se mantenga la incertidumbre.