"Los gobernantes populistas de hoy son una amenaza para la democracia como lo fue Mussolini": Antonio Scurati

Al igual que a los fascistas del siglo XX, el escritor italiano Antonio Scurati (Nápoles, 1969) considera que los líderes populistas modernos, tipo el presidente estadunidense Donald Trump, amenazan a la democracia liberal, de la que se han servido para llegar al poder con el uso de una retórica del miedo y de una “brutal” simplificación de la realidad.Autor de la saga novelada dedicada al dictador fascista Benito Mussolini, que inició con el volumen M. El hijo del siglo, que en 2019 le valió el premio literario italiano Strega “por la excepcional capacidad de contar el nacimiento del fascismo en Italia, detallando con precisión los hechos históricos”, Scurati prosiguió con otros cuatro títulos dedicados al mismo tema: M. El hombre de la providencia (Premio Europeo del Libro); M. Los últimos días de Europa ; M. La hora del destino y M. el final y el principio.También es autor del ensayo “Fascismo y populismo”, en el que analiza el paralelismo entre los mecanismos de seducción política del pasado y los fenómenos populistas contemporáneos.Traducida a más de 40 idiomas, su obra sobre Mussolini también lo ha llevado a convertirse en el enemigo número uno del populismo-soberanismo italiano, encarnado por el gobierno de ultraderecha de Giorgia Meloni y ha sido objeto de amenazas e intimidaciones que han incluido pintadas con ofensas en las paredes de su casa o el envío de bolsas con excrementos, por no hablar de los ataques e insultos de los periódicos de derecha del país europeo.En entrevista con MILENIO, Scurati dijo no sentirse especialmente preocupado por las franjas extremistas que se declaran abiertamente nostálgicas del fascismo de hace un siglo, sino por los líderes de los partidos y movimientos de masa soberanistas-populistas que se mueven dentro de las reglas de la democracia para después, una vez llegados al poder, vaciarla desde el interior. View this post on Instagram A post shared by Antonio Scurati (@antonioscurati) ¿Existen paralelismos entre la retórica fascista que llevó al poder a Mussolini hace más de 100 años y la utilizada ahora por los líderes populistas, tipo Donald Trump?Indudablemente sí. En ambos casos la retórica está al servicio de una política del miedo y de una brutal simplificación de la realidad mediante la construcción de un enemigo imaginario. Después de la Primera Guerra Mundial, Mussolini, que había sido expulsado del Partido Socialista, un partido de la esperanza para construir un mundo más justo y mejor, comprendió que existía (y existe) una sola pasión política más potente que la esperanza y que es el miedo. Alimentó y difundió el miedo hacia la revolución socialista, es decir, hacia la esperanza de los otros, pero con un llamado puramente emocional, deliberadamente no analítico ni argumentativo: todos los problemas de la complejidad moderna eran reducidos a un enemigo, el enemigo era un extranjero invasor (los socialistas italianos eran considerados extranjeros porque se inspiraban en la revolución soviética, definida “peste asiática”). Llegados a ese punto, el extranjero-enemigo-invasor era considerado y declarado “asesinable”. El miedo se transformaba así en odio.En su quinto volumen sobre Mussolini, titulado El fin y el principio_ , usted dice que un número creciente de personas de todo el mundo tiende a desconocer, a negar e incluso hasta añorar la historia fascista, por lo que se prepara a repetirla en nuevas formas. ¿Qué formas asume hoy este neofascismo o post-fascismo?Yo no me siento especialmente preocupado por las franjas extremistas que se declaran abiertamente nostálgicas de los fascismos del siglo XX. Existen sin duda, son espantosas y a menudo delincuenciales pero han existido siempre. Creo, en cambio, que la democracia liberal es amenazada por los líderes y los movimientos de masa populistas-soberanistas que se mueven al interior de las reglas electorales de la democracia para vaciarla desde dentro de toda sustancia una vez llegados al poder.¿Por qué decidió escribir cinco volúmenes sobre Mussolini y el fascismo?Decidí escribir cinco novelas (aunque son novelas de tipo documental) para contar el fascismo desde dentro a través de la forma literaria más democrática que existe, la propia novela, dirigida a todos sin distinción de edad, sexo, nivel de instrucción y capaz de atraer, movilizar, apasionar a cualquier tipo de lector. Esta es la novedad de M , este es el reto. Lo hice porque fui de los primeros en darme cuenta que la herencia del siglo XX que identificaba democracia y antifascismo estaba colapsando y porque era una hazaña literaria que nadie había osado emprender.Decidió entonces un relato novelado sobre hechos realmente sucedidos…Como decía antes, yo creo en la literatura como forma de conocimiento y creo en la novela como forma de literatura democrática. Dada por muerta muchas veces por las vanguardias intelectuales de fines del siglo XX, la novela está más viva que nunca. Pero es un tipo de novela profundamente anclada, a través de una basta y fuerte base documental, en los hechos tanto públicos, como privados. Libros que nos permitan recuperar nuestra relación perdida con la realidad en la era de la irrealidad digital.¿Por qué decidió NO escribir un capítulo completamente dedicado al fusilamiento de Mussolini y de su amante Claretta Petacci? Porque creo y espero que el arte sea todavía capaz de elevarnos hacia aquella piedad de la que raramente nos demostramos capaces en la vida. Vivimos inmersos en un ambiente de obscenidad mediática, constantemente concentrado en los aspectos truculentos y sanguinarios de la tragedia de los otros. Los antiguos griegos nos enseñan, en cambio, que para obtener la catarsis, la purificación de las pasiones de piedad y terror, el momento sanguinario debe quedarse fuera de la escena. ¿Por qué Mussolini logró seducir a los italianos?Mussolini comprendió antes que nadie en lo que se iba a convertir la política en la era de masas que entonces se inauguraba y que hoy está en su fase madura. Por este motivo hoy es muy actual el tema. Comprendió que el individuo contemporáneo se siente oprimido por la complejidad ingobernable de la vida moderna y propuso el mito del hombre fuerte al cual entregarse cediendo libertades democráticas y el mito del nacionalismo fascista ante el cual sacrificar una visión cooperativa, humanista y progresiva de la historiaTodavía hoy algunos italianos dicen que Mussolini “hizo cosas buenas” y que su error fue su alianza con Hitler. ¿Usted qué piensa?Es una visión completamente pueril y engañosa, alimentada hábilmente durante años de fascismo soterrado y desgraciadamente actualmente también por el gobierno. Mussolini tuvo un poder casi absoluto por 20 años de enorme progreso europeo. Es obvio que hizo algunas cosas importantes, pero mucho menos respecto a los países liberales y democráticos. El fascismo siempre ha sido violencia, desde su primer día y durante toda su historia. La alianza con Hitler y el desencadenamiento del apocalipsis bélico fue solamente el resultado último y obligado de una historia de sangre. Usted recibió amenazas después de que su primera novela sobre Mussolini fue convertida en serie televisiva. ¿Ha logrado identificar a los autores de las amenazas?No, pero recibí amenazas mucho antes de la serie de televisión, cuando, luego de la publicación de la novela, asumí una posición crítica hacia los partidos populistas post fascistas ganadores de las elecciones. Y sobre todo después de que los periódicos partidarios del gobierno y los propios miembros del gobierno, comenzando por la primera ministra (Meloni), desencadenaron una campaña vulgar y violenta de difamación contra mi persona. Alguien llegó a entrar en el edificio en el que vivo dejando bolsas llenas de excrementos para mi. Y no, los autores no han sido nunca identificados.¿Cómo vive esa situación?Sin histerismos, al menos eso espero. No he cambiado mi vida, ni mis ideas, no he dejado de decir lo que pienso.​