El edificio inteligente de Acapulco, diseñado por la empresa de Xóchitl Gálvez Ruiz, hace 15 años, está maldito.La obra fue entregada, sin terminar, al finalizar el gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca; fue casi tres años después que el gobernador interino, Rogelio Ortega Martínez, concluyó los trabajos.Obra millonaria sin propósitoEdificado en un predio de más de 15 mil metros cuadrados, es un inmueble de cuatro niveles, en el cual hicieron negocio colaboradores cercanos del entonces gobernador Torreblanca Galindo.Al contar con información privilegiada compraron el terreno y revendieron a un sobreprecio, por lo que el gobierno estatal gastó más de mil 200 millones de pesos.El inmueble estaba destinado para la descentralización de las principales secretarías del gobierno federal en el sexenio del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador. Nunca se concretó.En Acapulco, el llamado edificio inteligente, albergaría a todas las oficinas de la Secretaría de Salud del gobierno federal, pero esto nunca se llevó a cabo; subsecretarías y solo algunas direcciones llegaron parcialmente.Una de las primeras instancias de salud en llegar al puerto de Acapulco fue el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), hoy desaparecido, algunas subsecretarías y otras direcciones de la institución, pero nada más.La realidad es que frente al edificio inteligente colocaron en letras doradas el nombre de la Secretaría de Salud y un escudo; al menos dos veces convocaron a una conferencia de prensa del Insabi.Con helipuerto y cafetería: ¿Cómo es el inmueble?En octubre del 2018, el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela —acompañado por la alcaldesa morenista Adela Román Ocampo y el gobernador Héctor Astudillo Flores— recorrió las instalaciones.El recorrido consistió en verificar las condiciones en que se encontraba el inmueble, pero después prácticamente ningún subsecretario o directivos de áreas de salud del gobierno federal acudieron a laborar.El inmueble tiene cuatro niveles: helipuerto, cafetería, auditorio y sistema de captación de hasta siete mil metros cúbicos de agua; además de los “aisladores sísmicos” que tienen la capacidad de reducir la densidad de un sismo en un 70 por ciento.Las celdas solares colocadas en la parte superior permitirían producir la propia energía de todo el inmueble, pero quedaron destruidas en su totalidad por el huracán Otis de categoría 5 en la escala Saffir Simpson.Casi 10 años después de no usarse, el sistema quedó prácticamente desmantelado; todas las celdas fueron arrancadas por los vientos de más de 300 kilómetros por hora aquel 24 de octubre del 2023.Ni hospital ni escuela; sin función definidaLa maldición que cayó sobre el edificio impidió también que fuera habilitado como hospital del ISSSTE, propuesto por Héctor Astudillo, porque no era adecuado para ello.Tampoco fue posible que alojara al Instituto Politécnico Nacional y hasta una institución de educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).También se buscó convertirlo en un Centro de Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C-5), en un cuartel de la Guardia Nacional y recientemente en la sede para oficinas del gobierno del estado.Pero este inmueble de más de mil 200 millones de pesos no ha sido usado en su totalidad para ninguno de los fines que fue creado inicialmente.ksh