El escritor y editor Marco Perilli comparte una serie de artículos publicados entre 2020 y 2023 bajo el título El puente tibetano. La espléndida edición de la Universidad Autónoma de Nuevo Léon con Antonio Ramos Revillas, director editorial, incluye veinte capítulos cuyo hilo conductor es la pasión por la lectura. Marco Perilli, italiano afincado en México, comparte su gusto e interés por autores que lo han acompañado en un largo recorrido literario: clásicos como Dante y Proust, Balzac o Boccaccio; algunos más cercanos en el tiempo, como Pier Paolo Pasolini, Ítalo Calvino o Roberto Calasso. Figuras de las letras rusas, entre otros, Bulgákov, Mandelshtam, Shalámov o Solzhenitsin, que han sido esenciales en una búsqueda dirigida a los últimos años del Gulag. En suma, los textos aquí reunidos dan cuenta de los placeres y pasiones de este lector avezado y un tanto meticuloso.En estos ensayos breves hallamos un común denominador, la intención de recurrir al mito, a la filosofía o al pensamiento de los clásicos, para echar luces sobre temas actuales. Por ejemplo, el libro comienza con una estampa de la Eneida, el momento cuando el héroe, Eneas, vuelve a la batalla para enfrentar a Turno, su enemigo. Cegado en plena lucha, Eneas provoca un estrago indiscriminado, lo hace sin distinguir, sin diferenciar. Así, al referirse a la raíz de la expresión, nullo discrimine, Perilli entra a la discusión de este vocablo y sus modos, hoy acordes con lo políticamente correcto. Esto ha provocado que la acepción actual trastoque el sentido de la palabra “discriminar” que, en su origen, niega cualquier totalitarismo del significado.Además de la Comedia de Dante, en la cual es docto, a Perilli le ha interesado otra, La comedia humana. En el capítulo “Balzac”, narra cómo el escritor francés revela su plan de crear este proyecto gigantesco a Madame Hanksa, quien después sería su esposa. El proyecto guardaba una pasión descomunal y el deseo de competir con la máxima obra de Dante. El modelo de Balzac era el siglo XIX y su reto, acechar una realidad opaca, huidiza, incierta. La comedia humana comienza a delinearse en 1830 y el gran Honoré la termina en 1840 cuando escribe el epílogo que deberá añejarse durante tres años. Marco Perilli se pregunta si la narrativa del siglo XX —y la del XXI, agrego—, sabrá recorrer con precisión su propio tiempo para describir y juzgar su actualidad.También resulta interesante su revisión de la Comedia de Dante a la luz de lo que considera una nueva ficción: la de los derechos humanos. Viene a cuento porque cierta delegada de una ONG en Italia propuso eliminar a Dante de los programas escolares de preparatoria acusándolo de ser intolerante y discriminar a los islámicos y a los homosexuales. “En efecto los discriminaba, los mandó al infierno”, dice Perilli, “pero Dante no hizo sino bordar sobre hechos palpables, mostrar las diversas caras de la condición humana, las pasiones desde la perspectiva de su época, no de la nuestra como lo pretendía esta funcionaria. La tolerancia, la democracia, los lemas que nos identifican, deberían medirse con la debida distancia.”En un capítulo sobre Mijaíl Bulgákov, autor de El maestro y Margarita, nos enteramos de la llamada telefónica que le hiciera Stalin. Sucedió en abril de 1930, un día después del funeral de Vladimir Mayakovski. Al sonar el teléfono, anunciaron una llamada del Kremlin. Bulgákov colgó. Llamaron de nuevo. Era Stalin para preguntarle por qué querría irse al extranjero. Tras reflexionarlo, Bulgákov reconoce que un escritor ruso no podría vivir lejos de su patria. Stalin le ofrece un empleo en el Teatro de Arte y le propone un encuentro que nunca sucedió.Algunas pinceladas referidas al entorno familiar que Perilli va deslizando por ahí, le imprimen un aire de frescura a estas páginas. En “Cine, lenguaje y nueva iglesia”, cuenta una anécdota con su abuelo, a finales de los años sesenta, cuando tantean alrededor del significado de dolce vita ligado la película de Federico Fellini que escandalizó a las buenas conciencias; asimismo, relata las tardes cuando acudía con su madre a revisar las reseñas que colgaban en tablones fuera de la iglesia —juicios estéticos y morales— a fin de saber si los filmes eran aptos para menores. Estas anécdotas le permiten entrar a una discusión por demás interesante sobre la censura y el lenguaje incluyente. En otro momento se describe a sí mismo sentado en las gradas de la catedral de Siena un verano de 2023, su mirada fija hacia un hospital construido en el siglo XII, Santa María della Scala, hoy el Museo Arqueológico Nacional. En ese lugar, el 19 de septiembre de 1985 murió Italo Calvino. A la par, la prensa anunciaba que un terremoto había sacudido y quizá destruido a la Ciudad de México. En este capítulo Marco Perilli revisa Seis propuestas para el próximo milenio, obra en la que Calvino trabajó los últimos meses de su vida. También, antes de morir asesinado la noche entre el primero y el 2 de noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolini dejó en su escritorio una carpeta con 522 hojas manuscritas y mecanografiadas. Era la novela que estaba redactando, Petróleo. En este trabajo inconcluso, Pasolini vierte las preocupaciones que rodearon su vida: la política, la moral, los intelectuales, el escritor. “Petróleo es una novela, un ensayo, un guion”, dice Perilli, “es el reto extremo del poeta que vio más lejos en la genealogía del mundo actual.”No hay desperdicio en este libro, más bien uno va de asombro en asombro cuando descubre, por ejemplo, las afinidades entre Dante y Proust; un diálogo ficción con Gerardo Deniz; la discusión filosófica, imaginaria, entre Dostoyevski y Proust y, finalmente, el texto que da título al libro: “El puente tibetano”, donde Perilli describe un paseo en los Alpes hasta llegar a una estructura colgante que une dos laderas. El puente debe cruzarse con una intermitencia de uno a uno. Así, nuestro autor construye una metáfora que le permite reflexionar sobre el lenguaje del cuerpo y de la mente. “La escritura se filtra en el ahogo de un puente tibetano, solo cabe una palabra, de una en una, que sigue o es seguida por otra en el mismo sentido. Ante un conflicto de fuerzas, ¿quién regula el pulso de la acción? […] Significamos en cuanto palabras ordenadas por un ritmo medular, por el trato común. Cuando nace una frase, su alma no radica en lo que dice, sino en cómo alcanza a ser”.Ver los textos conviviendo en este volumen, resulta, para Perilli, un ejercicio casi psicoanalítico en el que intenta descubrir de dónde proceden ciertas figuras literarias, ciertos gustos retóricos o manías. El lector podrá sacar sus propias conclusiones.AQ