‘La hora de la desaparición’: pueblo chico, infierno grande

Está llegando septiembre y asoma el terror en cartelera. Todo listo para Halloween. La hora de la desaparición es una película que, a pesar de estar marcada por las modas de temporada, tiene sus méritos.En 2022 los fanáticos del género se sorprendieron cuando un novato, Zach Cregger, estrenó Bárbaro, una película de bajo presupuesto que se convirtió en un auténtico fenómeno cultural. La expectativa de los amantes del terror era esta: ¿volvería Cregger a hacer una película de culto? ¿Se consolidaría como una voz original o quedaría como creador de una obra solitaria?La recepción crítica y de público parece inclinarse a favor de Cregger, quien gana finalmente su sitio entre los maestros del terror. La hora de la desaparición expande los límites del género con una propuesta formal y una temática muy originales. Ha sido elogiada como “experimento audaz” en el cine comercial con un noventa y cinco por ciento de aprobación en los sitios de metacrítica. La alaban, además, medios tan diversos como Variety, The Hollywood Reporter y GQ cuyos críticos señalan que es una obra incómoda, fragmentada, arriesgada y fascinante. En Estados Unidos el público está igual de entusiasmado. La recaudación inicial de doscientos millones de dólares superó con mucho las expectativas para un relato que resulta en realidad muy poco convencional.Ahora bien, hablar de qué va la película sería de muy mal gusto, pero digamos que cierta madrugada a las 2:17 tiene lugar algo ominoso en un pueblo, casi una ranchería, en Estados Unidos. Con base en este hecho Cregger ofrece un mosaico narrativo en que cada pieza aporta un poco a la trama que termina por fin de armarse en la cabeza del espectador. Y sí, a veces La hora de la desaparición es un drama psicológico, a veces un thriller paranoico y a veces, uno suelta la carcajada. Se trata de un hecho que no resulta forzado. Y es interesante notarlo porque nos recuerda que el terror se encuentra en la frontera de la comedia: ambos son géneros morales, es decir, muestran al mundo como no debería de ser.En cuanto a la fotografía, La hora de la desaparición combina un registro naturalista con momentos estilizados, pero lo mejor son las actuaciones: Julia Garner es la maestra de primaria. Ambigua, sexualizada y… borracha. Josh Brolin es el padre amoroso que llora a su hijo y Ami Madigan es todo lo que se puede esperar de una mala de película: su risita inquieta y malévola resulta auténticamente deliciosa.Hay que notar, sin embargo, que el conocedor del cine de terror sabe que no debe aferrarse a los personajes en tanto estereotipos, todos son aquí parte de una maquinaria narrativa que, como pasa en Halloween puede resultar en un dulce o en un truco: el horror o la risa. Cada uno decide qué hacer con lo que sucede en la pantalla cuando revolotean los embrujados en torno al suburbio donde hay policías que ocultan secretos y drogadictos que los develan.Ahora bien, si quisiéramos tomarnos un poquito más en serio la narrativa de la intrusa que aparece en una familia de clase media, vale la pena recomendar un clásico mexicano: La tía Alejandra, con Isabela Corona, se trata más o menos de lo mismo, de cómo el mal corrompe el tejido familiar desde adentro. Sin efectos especiales ni espectaculares presupuestos, Arturo Ripstein consiguió con esta película (disponible gratis en YouTube) demostrar que la familia es el microcosmos de esa sociedad de la que bien se dice: pueblo chico, infierno grande. ¿Dónde ver La hora de la desaparición?La nueva película de terror de Zach Cregger se encuentra en diversos cines del país.AQ