Por Paulina Majul Rubio* Un día iba manejando mientras caía un diluvio, me urgía llegar a mi casa, pero entre el caos del tráfico y el agua que empañaba las ventanas, no veía hora de estar ahí. Al darme cuenta de que me esperaba un camino largo y frustrante, me puse de malas; al llegar a mi casa, ya ni siquiera me sentía contenta de estar ahí. Otro día sucedió lo mismo, pero esta vez, puse la música en alto, fui paciente y sin darme cuenta, ya estaba en mi casa. Antes que nada, hay que entender la diferencia entre la espera y la paciencia, podrán ser casi lo mismo, pero en esencia, son muy diferentes. La espera va de la mano de no actuar, es quedarse en una situación esperando a que algo externo suceda y cambie el momento presente; sin embargo, la paciencia es una virtud que ayuda en la misma situación, no es precisamente lo contrario como lo sería actuar, pero la paciencia es lo que hace que uno encuentre lo positivo en cada situación, que viva con una mejor actitud, haciendo pequeñas acciones que indirectamente se vean reflejadas en aquella situación. Entre tantas virtudes, una de las más importantes que encuentro es la paciencia, el poder respirar y darle tiempo al tiempo sin clavarte en la frustración. El tiempo finge pasar muy lento, pero de pronto pasan los años sin previo aviso y, ¿qué hicimos en este tiempo? Desesperarnos esperando, o practicar la paciencia dejando que todo suceda a su debido tiempo. Puede que no todo salga como nosotros queremos ni en el momento que queremos, sin embargo, hay que entender que no hay ninguna manera de alterar la naturaleza de las cosas. No he dominado la paciencia, pero eso no me molesta. El porcentaje de paciencia que si he logrado dominar me ha ayudado a entender que de un día para otro no voy a ser la persona más paciente del mundo, me tomará tiempo, pero no me desespero, sino que sigo intentando demostrar esa paciencia con cada una de mis acciones y pensamientos, logrando poco a poco un paso más hacia esta virtud. ¿Por qué es tan importante el desarrollo de esta cualidad? Las virtudes son como trofeos en un estante mental, estos premios forman nuestra manera de actuar, de pensar y de ser. Así como hay cosas que tenemos que practicar y dominar para ser exitosos en el trabajo, hay otras a las cuales también hay que ponerles atención para ser exitosos a nivel personal; un éxito con nuestra propia persona, con nuestras relaciones, con nuestros sueños y aspiraciones. Si uno se fija en el tipo de personas que transmiten paz, seguridad, estabilidad sin tener que decirlo, es porque trabajan diariamente en dominar un poco más cada virtud alcanzando una inteligencia emocional mayor. Muchos suelen dejar de lado la importancia de la inteligencia emocional. Así como no todo en la vida es trabajo y dinero, tampoco todo es la inteligencia emocional; ambas crean un balance perfecto para vivir una vida plena y completa. El poder dominar nuestras emociones, impulsos y miedos trae por consiguiente más felicidad, más oportunidades, momentos disfrutables, mejores relaciones y personas con mucho más valor. Está bien y es completamente normal que a veces la desesperación e impulsos nos dominen, pero en el momento en el que uno se da cuenta de ello, el chiste es regresar, ser paciente y volver a empezar. Estos son los momentos donde la paciencia nos pone a prueba; ¿podremos ser pacientes aún después de equivocamos? Las virtudes pueden ser fáciles de aplicar en los momentos simples, en los retos cortos, pero lo que en realidad tiene más valor, es a la hora de afrontar lo difícil, lo confuso y lo doloroso. Ahí es donde realmente podremos ver si ese trabajo mental ha sido en serio y ha tenido propósito para dar resultado o si falta trabajo y determinación. *Instagram: @paulinamajulr Correo: paumajulr@gmail.com Columnista: Imagen de la Mujer Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0