Todo en orden

Todo en orden y en calma, a pesar de las preguntas. Que se disfrute del escándalo mientras se cumpla con cada uno de los movimientos establecidos en el guion que ha funcionado a la perfección durante los últimos siete años y, por supuesto, que no se omita envolverse en esos jirones melodramáticos para acentuar las frases y los gestos que subrayen la victimización que se ha perfeccionado durante los últimos veinte años. Nada que preocupe, ni quite el sueño. Al contrario: mientras se cuente con todos y cada uno de los engranajes del Estado, de la inmaculada corrupción y del fanatismo cuya veta se encuentra en las profundidades del presupuesto, pues que se capitalice el escándalo como un ardid publicitario tan propicio para toda consigna populachera. Así es, todo se encuentra en perfecto orden, sin problema alguno y bajo control. Quizá éstas sean las primeras conclusiones, que se convierten en certezas y motivos de burla, cuando se da a conocer alguna situación que ponga en entredicho la imagen de algún miembro del oficialismo, sin distinguir el ámbito en el que encuentre. Que lo girones de la posible tempestad se conviertan, gracias a la velocidad y efectividad del aparato propagandístico, en una simple anécdota que será muy mal contada. Porque, bajo esos supuestos, ¿cómo puede explicarse que los famosos “sobres amarillos” pasen a la historia como una breve incomodidad para un gobierno que llegó con la promesa de ser diferente? ¿Habrá alguna nueva noticia acerca de las investigaciones que explican la desgracia de la Línea 12 del Metro? ¿Desde cuándo se redefinieron implicaciones ilegales de las campañas anticipadas? ¿Cómo llegar a entender que la farsa de una elección en la que se repartieron acordeones como si fueran publicidad para anunciar las ofertas de las pizzerías locales? ¿Se podría acceder a la documentación que avale y expliquen detalladamente la construcción del famoso Tren Maya y de la refinería de Dos Bocas o son tan singulares que están bajo el resguardo de la llamada Seguridad Nacional? ¿Ya se puede explicar el boquete financiero que existe detrás de las incuestionables y ya olvidadas siglas de Segalmex? ¿Y las “megafarmacias” en dónde quedaron sus millones de inversión que reivindicarían nuestra superioridad en el ámbito de la salud pública frente a Dinamarca? ¿Que fracasó el intento de desafuero al diputado Cuauhtémoc Blanco para enfrentar a la justicia bajo los gritos de un “no estás solo” por parte de las diputadas del oficialismo y del priismo? ¿Por dónde anda quien era el responsable del Instituto Nacional de Migración cuando ocurrió la tragedia del incendió en el centro de migrantes en Ciudad Juárez en 2023? ¿Ya se olvidó que La Barredora era una noticia que mantenía la atención de tirios y troyanos? ¿A qué obedece el affaire que nos regaló la inigualable etiqueta de #DatoProtegido y los hilos que nos conducen a los usos y costumbres de los legisladores recibiendo regalitos con alto octanaje económico? Digamos que se ha evolucionado de manera consistente desde las “aportaciones” —que gracias a la elasticidad de las ligas los billetes se pueden ordenar y contar con más facilidad— y los sobres amarillos, hasta las donaciones que se reciben en YouTube, que son parte de la filosófica explicación de cómo, en cuestión de un chasquido, permitirían adquirir una propiedad con un valor de 12 millones de pesos, más o menos para no exagerar, en una zona de posible reserva ecológica. En efecto, todo en orden mientras se siga, al pie de la letra, el guion que tanto les funciona. Pero, por supuesto, se hace referencia al orden que les permite no hacerse responsables de absolutamente nada a pesar de ser quienes han gobernado este país y muchos de sus estados —casi treinta años la Ciudad de México no es poco—: el que ha construido el oficialismo a partir de los espejismos y los “otros datos”, del contubernio y amiguismo, de la redefinición de su propio diccionario —por ejemplo, el nepotismo es el de antes, no el actual que cuenta con la bendición gubernamental y del partido oficial—, el que se fundamenta bajo el control en ambas Cámaras del Poder Legislativo y, por supuesto, mientras se confíe en la nueva reconfiguración del Poder Judicial. Sin cabos sueltos, pues. En fin, que el día de hoy el oficialismo y el corifeo se concentren en señalar la violencia de “sufrió” quien fungiera —¿o fingiera?— como presidente de la Cámara de Senadores para que se deje de hablar acerca de temas de mayor relevancia o dejar atrás la exigencia de las explicaciones necesarias acerca del dispendio de dicho protagonista, es parte de su apuesta por la amnesia selectiva, peculiar tradición mexicana. Se trata de una conspiración más, según la Presidenta. La galaxia y los antiguos espíritus del mal, una vez más. Todo en orden. En su serena calma, mientras en las calles del país… Columnista: Carlos Carranza Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0