Dentro del movimiento estudiantil, dos valientes mujeres destacaron mucho por su compromiso, Tita Avendaño e Ignacia Rodríguez, la Tita y la Nacha, las dos conocidas por su liderazgo y la fuerza de su compromiso. A Tita, muy gordita, simpática y dicharachera, la visité en el hospital López Mateos hasta el momento de su muerte. Mi cercanía con ella fue mayor que la que tuve con la gran acompañante de sus días de lucha, la Nacha, Ana Ignacia Rodríguez, a quien vuelvo a encontrar ahora con admiración por el recuerdo de su valentía a toda costa y su capacidad de resistencia.