La historia del Chapulín Colorado que le da color al Maratón de la CdMx desde hace dos décadas

El Maratón de la Ciudad de México presume 30 mil corredores oficiales, cada uno con su número, su entrenamiento y su meta. Pero entre la marea de cuerpos y pasos, también hay historias que se corren sin dorsal, que no aparecen en la estadística, pero que se graban en la memoria de quienes las ven.Ahí estaba Edgar David Ortega, vestido de rojo con antenitas en la cabeza: el Chapulín Colorado del maratón. Desde el 2005 comenzó a correr disfrazado, primero como el Chavo del Ocho, después como el Chapulín. Veinte años después, la tradición sigue, aunque el cuerpo ya le pase factura.“Corro porque me gusta, porque me encanta. Aunque traigo lesiones, el tobillo, las rodillas, la ciática… hoy solo corrí la mitad, pero no me quise quedar sin estar aquí”, cuenta mientras avanza, arrastrando un poco el dolor.Edgar no compite contra el cronómetro. Corre contra sí mismo. Y aunque no porta número oficial, lleva algo más poderoso: las miradas de los niños que lo abrazan en el trayecto, los gritos de la gente que se emociona al verlo. “Cuando los niños se me acercan, se me olvidan todos los dolores. La gente me da vida”, confiesa con una sonrisa.Su cumpleaños fue apenas el 20 de agosto, y lo celebró entre aplausos, fotos y muestras de cariño. “Tengo el amor de mucha gente, y eso es lo más bonito. No gano, pero me divierto. O es matar o morir, pero aquí sigo”, dice con ese tono de quien sabe que correr también es resistir.???? ¿Y ahora quién podrá ayudarnos? ¡El Chapulín colorado! ❤????Entre 30 mil corredores, había un Chapulín que nunca se rindió. Desde el 2005 comenzó a correr disfrazado. Veinte años después, la tradición sigue. ???????????? @OlgaHirata???? #MaratonCdMx - https://t.co/or0UXAWINX pic.twitter.com/jQZEwtJYnq— La Afición (@laaficion) August 31, 2025 ​Edgar, el Chapulín Colorado del asfalto, es de esas historias que no aparecen en el medallero, pero que encarnan la esencia del maratón: seguir adelante, aunque duela; sonreír en medio del cansancio; y demostrar que la verdadera victoria está en no rendirse nunca.Y así, entre 30 mil corredores, uno disfrazado de héroe torpe y entrañable recuerda que a veces los que corren sin número son los que más corazón cargan en los tenis.MGC​