La porra del porro

La política mexicana se noroñizó, se acorrientó, se vulgarizó. El bufonesco personaje es tan sólo la punta de un enorme iceberg que flota en el mar de incompetencia en el que se está ahogando la nación. No llegó por méritos, ni por una trayectoria política, se agandalló un puesto, simple y sencillamente, porque el macuspano repartió dignidades como si fueran suyas, dando premios de consolación a quienes no tuvieran la “dicha” de ser ungidos para ser su tapadera. No es que fuera mejor, sino que el doble AA y Monreal son menos que él, en el gusto de la turba, del populacho, ese que aplaude a quienes no representan otra cosa que al crimen organizado, el cual, lamentablemente, controla las mayorías, bien, a billetazos, o teniéndolas contra la pared a punta de pistola; cobro de piso, y dominio territorial. Hace rato que las elecciones son una grotesca farsa, el organismo electoral fue encabezado durante años por ingenuos personajes que aún piensan que alguna transparencia o confiabilidad rindieron, cuando es claro que la feria de las actas se controló por las mafias del poder. Hoy, los que llegaron de la mano de los distintos cárteles lo saben, y, por eso, estiman que es urgente el hacer cirugía mayor, impidiendo que algún cartel rival les gane la partida. La estulticia de la oposición impidió reprobar a Noroña quien, en abierto conflicto de interés, convocó a una reunión para discutir un asunto propio que, evidentemente, no es competencia de la Permanente, menos aún, se encuentra en el catálogo de las causales de desafuero. No fue la primera vez, sino la enésima, que uso la cobarde e indecente práctica de abalanzarse sobre su interlocutor, profiriendo todo tipo de improperios. Pero, al empujar, ahora se la voltearon. Es claro que fue el instigador, el provocador, el origen de los empujones. En cualquier estado de derecho eso convierte al triste evento en una riña. Una más, de las que protagonizó diciendo que es un luchador social, claro, sin causa, ya que insultar y denostar no lo es. No sólo escupe al que tiene enfrente, sino que suele dar puntapiés y rodillazos a quienes le cuestionan, para quitárselos de encima, salvo si le aventajan en talla, como aquellos luchadores profesionales, a los cuales rehuyó. Lastimó a funcionarios, legisladores, policías y a cuanto sujeto tuvo el infortunio de estar a su paso. Si es capo, o no, en Tepoztlán, o sólo un invasor más, ya se sabrá. El guarro de verde que tiene en nómina dio el alto, pero no el ancho. Terminó en el piso, a donde seguro antes se arrastró para lograr un bien pagado puesto, que consiste en cargar un joystick. Deben tener cuidado al atacar, ya que recordamos que ellos, a diferencia de Castro , Ortega , Chávez y Maduro , no provienen de una insurrección militar, sino de un movimiento porril, de una gresca en la que los holgazanes hicieron a las autoridades universitarias plegarse a sus caprichos, obteniendo, sin pagar, ni estudiar, licenciaturas y no sé qué más privilegios. Es falso que en México existieran políticos de izquierda, sólo hubo fallidos aspirantes que no lograban acomodarse en la burocracia dorada, tan es así, que, al llegar al poder, los seudo comunistas rápidamente muestran el cobre, haciendo, vistiendo y derrochando como el más facho de los fachos, porque en realidad es lo que son, autoritarios e irrespetuosos de las leyes y del derecho, los cuales, para nuestra desgracia, han abolido. Solo con el sucio apoyo del narco alcanzaron la ansiada meta. Se acabó el tiempo y el dinero. Hoy, no debe la residenta informarnos que imagina haber hecho, sino qué piensa hacer en la enorme crisis que toca a la puerta de los mexicanos. Columnista: Gabriel Reyes Orona Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0