La historia política de México se ha escrito, durante más de dos siglos de vida independiente, en clave masculina. Presidentes, caudillos, generales, líderes sindicales y empresarios marcaron el rumbo del país con sus aciertos y sus errores. Pero el año 2024 abrió un nuevo capítulo imposible de ignorar: Claudia Sheinbaum Pardo llegó a la Presidencia de la República con más de 36 millones de votos, la cifra más alta registrada en la historia democrática de México. No sólo rompió récords de respaldo ciudadano; se convirtió en la primera mujer en encabezar el Ejecutivo federal en más de 200 años de independencia. Esa doble condición —aval popular sin precedentes e hito histórico de género— la coloca como la mujer más destacada en la historia política mexicana de los últimos cien años. Su gobierno no tardó en dejar huella. Con la disciplina técnica de una científica y la claridad política de una mujer forjada en la lucha social, Sheinbaum construyó un sello propio en la administración pública: eficacia, transparencia y firmeza. La continuidad con cambio, anunciada desde su campaña, se materializó en un estilo de gobierno franco y directo, alejado de la estridencia y sustentado en argumentos sólidos. Entre sus primeras decisiones destacó la consolidación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana bajo el mando de Omar García Harfuch , figura clave en el diseño de estrategias de pacificación y profesionalización policial. Su capacidad de estadista también quedó a prueba en la arena internacional. La relación con Donald Trump , nuevamente en la Casa Blanca, implicaba riesgos de sometimiento o de confrontación estéril. Sheinbaum optó por el camino más complejo: la defensa valiente y serena de los intereses nacionales, sin ceder a presiones unilaterales ni sacrificar la cooperación estratégica. Así, México mantuvo una interlocución firme, respetuosa y eficaz con el vecino del norte, sin perder autonomía ni dignidad. La reforma judicial ha sido, quizás, el proyecto que mejor refleja la profundidad de su visión política. En un país donde la justicia había sido sinónimo de privilegio y corrupción, impulsar cambios estructurales para acercar a las y los jueces al pueblo, garantizar transparencia en los procesos y combatir la impunidad, significó desafiar a viejas élites acostumbradas a vivir del sistema. Con la presidenta Sheinbaum , la justicia comenzó a transitar de aspiración retórica a derecho tangible. Pero su liderazgo no se ha limitado a lo doméstico. México, bajo su mandato, ha tenido una presencia internacional renovada. Su participación en foros como el G20 mostró a una Presidenta con capacidad para dialogar con las principales potencias. Esa proyección internacional convirtió a Sheinbaum en referente no solo de México, sino de América Latina y nivel mundial. El estilo personal de gobernar ha sido otro de sus activos. Alejada de poses artificiales, franca, alegre, carismática y fresca, Sheinbaum ejerce la autoridad con inteligencia y franqueza, con un lenguaje directo que conecta con los ciudadanos. No hay frivolidad, sino compromiso; no hay cálculo vacío, sino visión de Estado. En menos de un año de gobierno, Sheinbaum ha transformado la percepción del poder presidencial en México. De ser el símbolo de una república patriarcal y vertical, pasó a encarnar la modernidad política de un país que reconoce la capacidad de las mujeres para dirigir sus destinos. En ese sentido, Claudia Sheinbaum no sólo gobierna, sino que inspira. Su legado ya no se mide únicamente por las políticas públicas que impulsa, sino por haber demostrado que el techo de cristal podía romperse con votos, con autoridad y con resultados tangibles. Hoy dirige su primer informe de gobierno a la nación mexicana, las cifras se acompañan del respaldo popular, las encuestas le dan más del 77% de aprobación, las crisis han sido enfrentadas con una Claudia Sheinbaum congruente con su visión de vida y el legado político que ostenta, con responsabilidad histórica y humanismo a prueba de todo. México tiene la certeza de ser conducido con un patriotismo que se respira con el aliento de la Presidenta. Columnista: Ricardo Peralta Saucedo Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0