Este año se cumplieron dos siglos de que la persona encargada del Poder Ejecutivo en México rinde un informe anual sobre el estado de la administración pública, usualmente en la apertura de sesiones del Congreso. El primero en hacerlo, el 1 de enero de 1825, fue Guadalupe Victoria , quien lo pronunció en Palacio Nacional, que también alojaba al Legislativo, y en el que el primer presidente dijo que la nación recién independizada había “sufrido mucho para llegar al estado de tranquilidad en que hoy se halla”. Con el tiempo, el informe se convirtió en más que un acto de rendición de cuentas –o, mejor dicho, en algo distinto a eso–, pues el hecho de presentar el documento por escrito y pronunciar el discurso alusivo se convirtió en un homenaje a la Presidencia misma y, por supuesto, a quien la detentaba, dejando claro que el resto de las instituciones de la República se supeditaban a ella, sin consideraciones, por el equilibrio de Poderes. A partir de la promulgación de la Constitución de 1917, se volvió obligatorio presentar un informe anual cada 1 de septiembre, en el arranque del primer periodo ordinario de sesiones del año legislativo. El primero en hacerlo en esa modalidad fue Venustiano Carranza , quien aquella vez afirmó que la Carta Magna de Querétaro era “la única base segura para la paz y norma de mi conducta”. Mi infancia y adolescencia fueron marcadas por el ejercicio de adulación que se escenificaba cada 1 de septiembre, dentro y fuera del Congreso. Comenzaba con un recorrido del presidente en turno, en coche abierto, en el que miles de personas, alineadas en el trayecto, lo bañaban de confeti y le dedicaban porras. Ya en el recinto, los presentes interrumpían su discurso con aplausos. En 1974, Luis Echeverría pronunció un discurso de cuatro horas y fue aplaudido 104 veces, es decir, casi una vez cada dos minutos. Para un niño, el Día del Presidente era un suplicio, porque cualquier tipo de diversión pública estaba cancelada; era lo único que transmitía la televisión y, peor, marcaba el fin de las vacaciones de verano. Con la declinación del régimen de partido hegemónico del siglo pasado, esa parafernalia fue disminuyendo hasta que el mandatario ya no pudo pronunciar su discurso en el Palacio Legislativo y debió contentarse con mandarlo por escrito, aunque nunca ha dejado de haber una ceremonia al margen, como la que tendrá lugar este lunes. Hoy, por cierto, se cumplen 20 años de la última vez que el Ejecutivo leyó su mensaje desde la tribuna de San Lázaro. “Haciendo eco a lo expresado por muchos miembros de este Congreso, hoy se pone fin a un rito”, dijo el entonces presidente Vicente Fox , el 1 de septiembre de 2005. “Hoy se transforma el sentido de un acto en el que se compilaban y presentaban cifras favorables al gobierno, para lucimiento del presidente en turno”, agregó. La presencia del mandatario en la ceremonia dejaría así de ser obligatoria, siendo sustituida por la simple entrega del documento. Aun así, Fox fue impedido el año siguiente de protagonizar esa versión descafeinada del informe, pues los legisladores de izquierda le cerraron el acceso al salón de sesiones del Palacio Legislativo, como una manera de no reconocer la derrota de su candidato Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de 2006. Con el paso de estas dos décadas, el presidencialismo mexicano ha vuelto a florecer, matando con su sombra la división de Poderes, y ha reaparecido la lisonja para quien lo encarna. Por primera vez desde 1994, la persona que pronunciará el discurso del informe estará rodeada por Poderes enteramente sometidos a la voluntad del partido gobernante: mayorías calificadas en la Cámara de Diputados y el Senado, y una nueva Suprema Corte elegida en votación popular mediante una participación de sólo 13 por ciento –la más baja para una elección a nivel nacional en toda la historia—y prácticas cuestionadas, como el uso de acordeones. El oficialismo ha vuelto a tener todo el poder. Qué quiere hacer con él, además de concentrarlo y conservarlo, no está enteramente claro. Lo que sí, es que hoy no es sólo la primera vez que una mujer rinde el informe: hoy es Día de la Presidenta. Columnista: Pascal Beltrán del Río Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0