¿Quién teme a Carlos Monsiváis?

Aquel que no lo esperó afuera de su casa, confiado en que en algún momento le abriera la puerta, no fue amigo de Monsiváis. Tampoco quien no obtuvo largas y a veces silencio para recibir un texto que el escritor se había comprometido a entregar. Qué duda cabe de que Carlos Monsiváis fue el último intelectual popular de México. La gente sabía de él, incluso la que no leía sus libros, pero sí lo escuchaba en Radio Educación, donde tuvo un programa con Nancy Cárdenas, y lo veía en televisión y en revistas de gran tiraje –¿alguien se acuerda de la portada de Tele Guía con Lucía Méndez? En la cultura popular, que tanto fascinó a Monsi, dos personajes tenían opinión todoterreno. Muchos acudían a Carmen Salinas y a él para saber qué pensaban sobre casi cualquier cosa de interés público. Posiblemente la inimitable actriz le sacaba ventaja, pues Monsiváis, que, dicen, se sabía la Biblia de memoria, ignoraba todo del futbol, su único déficit. A pesar de su presencia mediática y en eventos culturales, poca gente realmente llegó a conocerlo y muy pocos han destapado al personaje para mostrar a la persona. A quince años de la muerte de Monsiváis (1938-2010), Marta Lamas y Rodrigo Parrini se propusieron compilar en un libro recuerdos y anécdotas de sus amigos más cercanos y también de gente que lo frecuentó: Nostalgia de Monsiváis. En sus páginas, un coro conformado por múltiples voces cuenta cómo influyó el autor de Días de guardar (1970) en sus vidas tanto personales como intelectuales. La encomienda es que el volumen sirva para que viejos conocidos y sobre todo un nuevo público lean a Monsiváis. El libro apunta en varias direcciones. La mayoría de los convocados se preguntan ¿qué diría Monsiváis del presente? Es una cuestión interesante y, en efecto, de carácter nostálgico que echa de menos la lucidez, la gracia y la socarronería del escritor de la Portales, pero sobre todo la prestancia de su discurso habilidoso para analizar la realidad nacional, a veces con jiribilla y otras con un lenguaje tan barroco que hacía creer que había una gran brecha entre los intelectuales y su audiencia. Para bien o para mal, hoy ya no se percibe esa distancia. ¿Qué opinaría Monsi del reguetón, los memes y la 4T? Personalmente, estoy seguro de que vincularía el adjetivo “migajera”, ahora tan en boga, con el bolero, género musical del que era experto amante, y las tramas del cine mexicano de los años cuarenta y cincuenta, que conocía de pe a pa. Las recurrencias de los autores insisten en el retrato reconocible de Monsi. Brillante, memorioso, irónico, personaje influyente en las élites política y cultural, solidario con las causas de la sociedad civil y, por supuesto, adorador de los gatos. Algunos hacen zoom en trazos más expresivos y sus aportes destacan del conjunto, que no traiciona sus intenciones originadas por la nostalgia. “Cualquier persona que hubiese concertado alguna vez una cita con Monsi, sabía a lo que se arriesgaba”, recuerda Jesusa Rodríguez, que se tronaba los… The post ¿Quién teme a Carlos Monsiváis? appeared first on Letras Libres .