Cuando las sociedades indecentes utilizan sus instituciones para humillar a las personas, ¿pueden los ciudadanos conservar la decencia? Ejemplos extremos, como la Alemania nazi y la URSS estalinista, ofrecen luces sobre lo difícil y ambigua que puede resultar la respuesta. Y, no obstante, en Estados todavía democráticos, lo único que no podemos hacer es resignarnos a obedecer. The post Seguir siendo decente en una sociedad indecente appeared first on Letras Libres .