El boicot a Israel más allá de la Vuelta: quién hace negocio con el Gobierno de Netanyahu y cómo vetarlo

La acción popular tiene consecuencias. Y si no, que se lo pregunten al equipo ciclista patrocinado por Israel, que se ha convertido en un quebradero de cabeza para los organizadores de la Vuelta a España y en un ejemplo de lo que la movilización de los ciudadanos puede hacer para dirigir la mirada hacia un genocidio. En el deporte, por también en la cultura y sobre todo en el consumo. Salir a la calle con banderas y hacer visible que lo que el Estado israelí está haciendo es importante porque visibiliza una realidad que muchos tratan de ignorar separándola de actividades que, supuestamente, nada tienen que ver con el exterminio de la población palestina. Pero es posible hacer mucho más mediante el boicot activo a personas, empresas e instituciones, españolas o que actúan en nuestro país, y que siguen haciendo negocios o teniendo relaciones de colaboración con el Estado de Israel. ¿Qué hacer? Existen herramientas, como No Thanks, una aplicación disponible tanto para Android como para iOS, que permiten averiguar directamente si algo que estás comprando tiene vínculos con quienes están cometiendo el genocidio palestino. ¿Estás comprando dátiles en Mercadona, por ejemplo? La etiqueta no lo dice, pero si usas No Thanks descubrirás que el distribuidor español de este fruto lo importa directamente de Israel. Iniciativas como esta promueven no solamente un consumo política y socialmente responsable, sino que buscan una respuesta activa de los ciudadanos compartiendo en redes que establecimientos como este, del que es propietario el empresario Juan Roig, alimenta una parte de sus beneficios gracias al comercio con un estado homicida. No Thanks facilitaron solo la tarea de averiguar qué productos tienen origen en el comercio con Israel, sino también la de buscar productos alternativos. La app es obra del desarrollador palestino Ahmed Bashbash y también ofrece una lista de empresas relacionadas con el país, entre las que figuran marcas muy conocidas de alimentación como Alpro, Lidl, Burger King, McDonald’s o KFC; de ropa, como Inditex o Massimo Dutti; de cosmética, por ejemplo, L’Oréal y Maybelline; o de tecnología, entre las que se encuentran HP, Intel o Meta. No es solo una base de datos, sino que, de manera interactiva y sencilla, ofrece la posibilidad de poner en común valores y actos de consumo. Hay otras herramientas muy útiles, sobre todo para quienes piensan que la acción individual no obtiene resultados si no suma esfuerzos de manera coordinada. Esta es la filosofía de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que plantea acciones coordinadas para acabar con la ocupación y colonización del territorio palestino, así como con la discriminación de sus ciudadanos, al mismo tiempo que defiende el derecho de los refugiados a regresar a sus hogares. La idea es simple. “Hay personas alrededor de todo el mundo que están legítimamente destrozadas, enfurecidas y que a menudo se sienten impotentes ante el genocidio de Israel en Gaza”. Personas, dicen los promotores de esta plataforma, dispuestas a boicotear todos los productos y servicios de empresas vinculadas de alguna manera a Israel. “La cuestión es cómo hacer que los boicots sean más eficaces y tengan mayor impacto a la hora de responsabilizar a las empresas por su complicidad en el sufrimiento de la población palestina”. Para maximizar su esfuerzo, el movimiento BDS utiliza el método históricamente exitoso de los boicots estratégicos, inspirados en el movimiento sudafricano contra el apartheid, el movimiento estadounidense por los derechos civiles y las luchas anticoloniales indias e irlandesas, entre otros en todo el mundo. BDS trata de presionar a Israel para que respete el derecho internacional, poniendo el foco en quienes hacen negocios con Israel. En sus páginas se pueden encontrar acciones concretas contra empresas con fuerte presencia en España, como la cadena de distribución francesa Carrefour , a la que pusieron en el punto de mira tras su decisión de firmar un acuerdo con Electra Consumer Products y su filial Yenot Bitan, ambas activas en el establecimiento de colonias ilegales israelíes. Según BDS, “las banderas de Carrefour ondean en el Israel del apartheid y todas las tiendas Yenot Bitan —más de 150 hasta la fecha— tienen acceso a productos de la marca Carrefour”. Para presionar a la marca francesa, BDS puso en marcha la campaña #BoycottCarrefour y propone a los consumidores que dejen de comprar productos en los supermercados y tiendas de esta empresa en todo el mundo. Y no solo eso. Les pide que escriban a los supermercados de esta marca en sus comunidades locales (¿quién no tiene uno cerca?) expresando sus preocupaciones y presionando a la dirección de la tienda para que escriba a su empresa matriz. Otro ejemplo. Desde el pasado mes de julio, está en marcha una campaña para boicotear a Zara, el buque insignia de la multinacional española Inditex. BDS ha hecho un llamamiento a las personas con conciencia en todo el mundo a boicotear sus tiendas “por su profunda y creciente complicidad con el régimen israelí de asentamientos, apartheid y genocidio”. ¿De qué les acusan? A comienzos de año, en medio de la ofensiva genocida en curso de Israel contra el pueblo palestino en Gaza, Zara abrió su tienda más grande hasta la fecha en Israel: 4.500 m² en el complejo Big Fashion Glilot, cerca de Tel Aviv. Una expansión que profundiza los lazos económicos de Zara con Israel, donde la marca ya opera decenas de tiendas, y que ocurre “en un momento en que el régimen genocida israelí está llevando a cabo asesinatos masivos, desplazamientos forzados y la destrucción de palestina con total impunidad”. Esta no es la primera vez que BDS denuncia los vínculos del Zara con Israel. En octubre de 2022, aseguran, Joey Schwebel, presidente de Trimera Brands —la franquicia israelí de Zara, según esta plataforma— organizó un acto de campaña en su casa en apoyo al ministro israelí de extrema derecha Itamar Ben-Gvir. Ben-Gvir, quien ha llamado abiertamente a expulsar a los y las palestinas, disparar contra civiles y negar la ayuda humanitaria a Gaza , fue citado en la causa de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que determinó que Israel plausiblemente está cometiendo genocidio. ¿Qué hacer? El movimiento BDS llama a trabajadoras y trabajadores, artistas, estudiantes, sindicatos, defensoras y defensores de derechos humanos, y consumidoras y consumidores con conciencia ética de todo el mundo a boicotear a Zara y a presionar a Inditex para que ponga fin a su complicidad con los crímenes de Israel y retire sus operaciones del apartheid israelí. BDS entiende que los asentamientos, apartheid y ocupación militar que Israel lleva a cabo contra el pueblo palestino deriva principalmente de la complicidad y el apoyo de gobiernos, corporaciones e instituciones. Para minar ese poder, ha puesto en el punto de mira a empresas como Intel, Dell, Siemens, HP, Microsoft, Reebok, Disney+, McDonald’s, Coca-Cola, Burger King, Pizza Hut, Wix, Google, Amazon, Booking, Airbnb, Expedia y muchas otras. Como la española CAF, que lidera un consorcio de empresas junto a la empresa constructora israelí Shapir, que fue seleccionado por el Ministerio de Finanzas israelí para llevar a cabo la expansión de la red de tren que conecta las colonias ilegales en territorio palestino ocupado, conocido como el tren ligero de Jerusalén (JLR, por sus siglas en inglés Jerusalem Light Rail). La lista no acaba ahí. La campaña Banca Armada surgió de la necesidad de visibilizar las vinculaciones de un elevado número de instituciones bancarias españolas con empresas fabricantes de armas a través de su financiación. En los últimos años ha señalado la participación del sector financiero español en el genocidio israelí. Sus promotores denuncian, por ejemplo, que el Santander ha invertido en los últimos años 2.442 millones de dólares en empresas como Boeing, Rolls-Royce, Leonardo, Day & Zimmerman, Oshkosh Corp. y Rheinmetall, que fabrican armas exportadas a Israel y usadas en su ofensiva genocida sobre Gaza. Caixabank , según la misma iniciativa, es la tercera entidad de la banca privada española que más invierte y financia a empresas armamentísticas, solo por detrás de Banco Santander y el BBVA , que a su vez ha invertido en los últimos años 1.558 millones de dólares en empresas como Boeing, General Dynamics, Oshkosh Corp., Leonardo, Rheinmetall o Rolls-Royce, que fabrican las armas que Israel utiliza para asesinar a la población palestina. Banca Armada plantea a los ciudadanos en contra del genocidio que escriban a sus bancos para exigir que dejen de financiar la industria militar con sus inversiones. Hay otras organizaciones e iniciativas que se pueden consultar libremente y que rastrean la complicidad económica con lo que está pasando en Israel. El Centro de Investigación Who Profits se dedica a exponer la participación comercial de corporaciones israelíes e internacionales en la ocupación israelí en curso de tierras y población palestinas y sirias. El Comité de Servicio de Amigos Americanos (AFSC) construye también una base de datos de empresas que se benefician del genocidio de Gaza.