Las salas de conciertos son el primer paso para cualquiera que quiera labrarse una carrera sólida en el mundo de la música. Se empieza tocando para familiares y amigos , luego para cuatro gatos en cualquier rinconcito que uno le dejen y se puede terminar, por qué no, a unos cuantos afortunados les pasa, encabezando grandes festivales ante miles de personas. O tocando en estadios de todo el planeta, quien sabe. Sin las salas de conciertos, que son el primer escenario que necesariamente hay que pisar, no hay, por tanto y en potencia, cabezas de cartel para el futuro sostenible de la industria musical. Son por eso especialmente celebrables los cuarenta años que cumple la Sala Galileo Galilei , inaugurada en 1985 en el antiguo Cine Galileo, convertida con la persistencia del devenir de los años en un emblemático espacio cultural de Madrid. Un templo a proteger en tiempos de multitudinarios eventos lúdico-musicales que copan los titulares y sacan pecho con cifras disparatadas de precios y asistencia . Un refugio para la cultura a pie de calle que, cuatro décadas e infinidad de nombres después, emprende una nueva etapa renovada como símbolo de resistencia . "Espero que salas como esta nos recuerden cuál es el valor de la música , y de disfrutarla en directo. También la importancia que es tener lugares acogedores para el crecimiento y la proyección de nuevos artistas, que sean más jovencillos, así como para la consolidación de los que empezamos hace unos cuantos años", remarca a infoLibre María José Llergo, una de esas artistas que le deben a Galileo Galilei la oportunidad de cantar por primera vez en la capital. "Pensaba que nadie iba a venir a verme, pero había 500 personas que venían a escucharme", rememora. Por eso, defiende la cordobesa con pleno conocimiento de causa la imperiosa necesidad de que estos locales sigan existiendo, al margen de los grandes números y el negocio desorbitado de turbocapitalismo descontrolado que manda en una industria musical de (para algunos) vacas gordísimas y beneficios de récord año tras año por el efecto rebote de la pandemia. "La industria de la música sin la música es una industria más, como de cualquier otra cosa, pero la música sin la industria siempre será música", afirma tajante. Y todavía continúa: "Estos lugares son el caldo de cultivo que hace que luego tengamos una sociedad creativa, sensible , sana, que nos centremos más en la belleza que en la destrucción . Y que podamos saber que lo que dejemos aquí en forma de canciones, obras de teatro o poemas, va a ser nuestro legado cuando nos vayamos de este mundo, de manera que los que vengan detrás puedan asomarse un poquito a nuestra alma a través de nuestras obras de arte . Eso es lo que favorece que existan estos espacios: un legado inmaterial eterno . Por eso es tan importante que no se pierda". Llergo ha sido una de las participantes este martes en el acto de relanzamiento de la Sala Galileo Galilei, que coincidiendo con su cuarenta aniversario emprende nueva etapa con un equipo renovado tras la jubilación de los anteriores gestores. Desde su escenario ha reivindicado esta otra manera de vivir la música en vivo junto a Conchita, Funambulista, Gonzalo Hermida y miembros de Los Secretos o Un pingüino en mi ascensor . Todos ellos artistas de largo recorrido que pasaron por la sala madrileña en su momento y que empezaron sus carreras tocando en pequeños locales sin saber si alguien acudiría a verles. " Las salas son la verdadera red social. Siempre lo fueron. Cuando empecé no había Instagram, ni Facebook, solo la realidad de ver a la gente a la cara . Las salas representan la veracidad y son, por ello, la verdadera red social a la que deberíamos atender y no tanto a otros números y cifras ", plantea Funambulista (Diego Cantero), que empezó cantando en un rinconcito en el karaoke de su tío en Molina de Segura (Murcia) y hace un llamamiento a las instituciones : "Tienen que apostar por las salas, porque eso revierte en la sociedad, vuelve a dar industria y dinero. Estamos en un mundo en el que el medio y corto plazo no se mira mucho por la corta duración de los que mandan, pero ojalá se tuviera en cuenta esto y se pudiera blindar la cultura , que no entendiera de colores , y se protegiera a las salas". Igual opina la cantautora Conchita, para quien actualmente estamos en un momento en el que todo parece "de usar y tirar ", en el que "todo es muy rápido y muy pasajero , y se nos está olvidando un poco cuidar cosas que llevan mucho tiempo y que son para siempre, como es también por ejemplo el café Libertad 8 -también en Madrid-, que ahora está también teniendo problemas". " Con la cultura da igual del partido que seas . La música es música y es una preciosidad, y hay que cuidarla mucho. Tiene que haber salas en todas las ciudades , que tengan, además, aforos diferentes para poder ir creciendo poco a poco", argumenta a infoLibre . "Creo que se nos está olvidando todo en general. Me da la sensación que las redes sociales están acaparando la vida , es como un mundo paralelo que nos está confundiendo un poco", prosigue la artista, antes de rematar: "Ahora estamos todos ahí con las cifras y los números, pero antes te ibas a tocar a Málaga y si iban a verte 20 personas estabas contenta. Porque era poco a poco, y luego iban 25 y luego 30 y luego 40. Ahora la gente de repente empieza en las redes a tener seguidores y se mete en una sala grande. Igual suena a que me estoy haciendo mayor, pero las salas pequeñitas te dan muchas tablas que te ayudan toda la vida, en toda tu carrera". Uno de los tres socios de la Sala Galileo Galileo en esta nueva etapa, Julián Galindo, considera por su parte que los festivales de música y los grandes conciertos están "más vinculados a una moda o a un género musical concreto". Y, por eso, ve cierto cambio en la " mentalidad " de los artistas, que se están "dando cuenta de que el fenómeno de los festivales o los grandes conciertos está muy bien, pero l a verdad de su directo y de su actuación está en salas como esta, que al final es donde arrancaron sus carreras". "Al final, a largo plazo, no es por hacer un agravio comparativo , pero invertir en una sala es más seguro que lanzarse ahora a la piscina con el boom de los festivales que hay", apunta a infoLibre . Eso sí, tras poner en valor el "trabajo de lobby" que en el caso de la Comunidad de Madrid está haciendo la asociación de salas Madrid en Vivo , echa en falta un mayor conocimiento de este sector por parte de los políticos y las administraciones públicas : "No tenemos esa suerte pero, si te soy sincero, sería un privilegio que en un día como hoy se hubiera dignado a venir alguna administración, porque lo más importante es conocer. Y conociendo esto pueden surgir ideas, fórmulas de colaboración público-privada, por ejemplo. Pero si no van al teatro o si no van a las salas de conciertos , es difícil que acierten a la hora de tomar decisiones o legislar ".