Doblan campanas en este lunes prolongado llamado septiembre: ha muerto el verano; vengan a llorarle los amantes, con los vagos y los verbeneros. Por su descanso y pronta venida echamos el alboroque, y para que me bendiga cuando vuelvan a pintarrajear el cielo sus oscuras golondrinas, le emplazo hoy en esta misma tierra y por las mismas fechas que la última vez. La noche de San Juan estaré con él junto a la hoguera, y no habrá para nosotros ni gazpacho por beber, ni carrera ciclista por ignorar desde el sofá ni carretera nacional por recorrer.