Un patrimonio sin la guinda

Quizá elegir representantes para cuatro años hace que la planificación de los proyectos sean a muy corto plazo. Lo digo por todas esas iniciativas que se amontonan costeadas por una u otra administración a acabar antes de las elecciones y que después, si pueden, se las endiñan a otra para que las dote de mobiliario y personal y las mantengan. Eso hace que la segunda administración a la que le hace el ‘regalo’ acabe comprometiendo su presupuesto anual y sin recursos con los que hacer justamente lo mismo: construir, rentabilizar votos y endosar el posterior gasto corriente a otra institución... o a otra generación, los que vengan en años muy posteriores.