«Un adolescente no se levanta un buen día con intención suicida. No es algo que suceda de manera espontánea, siempre es algo más insidioso que impulsivo. Normalmente la persona va teniendo cambios en su actitud , como si se fuera preparando: empieza a bajar estado de ánimo, a ver una visión negativa de sí mismo…», expone Pedro Neira, psicólogo y responsable del departamento de psicología de la clínica López Ibor, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio . Es por esto, prosigue este experto, que «hay que hablar de la conducta del suicidio o la intención desde el malestar emocional que nos lleva a él, sin romantizar la conducta ni entrar en detalles morbosos, sino más bien entendiendo qué lo propicia, qué funcionamiento está llevando al adolescente a tener esa intención. Abrir un diálogo en el que se pueda hablar de malestar emocional y normalizar la petición de ayuda». Neira hace esta aclaración porque a veces los padres, prosigue, «no hablan de suicidio con un adolescente porque temen tocar una tecla que los active. Por eso hay que aclarar que no se trata de hablar sobre el acto del suicidio en sí, sino del malestar emocional que lleva a ese menor a ese impulso de querer quitarse la vida». Se trata de prevención en un país donde, durante 2024, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se suicidaron siete menores de 15 años (tres varones y tres mujeres). Entre los 15 y los 29 años, la cifra aumentó a 309 (235 de ellos hombres, frente a 74 mujeres). Los profesionales de Clínica López Ibor recuerdan que el suicidio es prevenible y que hablar de ello de manera responsable salva vidas. Este año, el lema internacional del Día de la Prevención del Suicidio es «Cambiar la narrativa». Se busca pasar de la invisibilidad al reconocimiento del dolor emocional como parte legítima de la experiencia humana. Los expertos insisten en que prevenir el suicidio no es solo una tarea sanitaria, sino social: requiere diálogo, empatía y redes de apoyo accesibles para todos. Para el responsable del departamento de psicología de Clínica López Ibor, abrir el diálogo, «lejos de provocar un 'efecto llamada', contribuye a reducir el estigma, favorecer la búsqueda de ayuda y proteger a las personas en riesgo: El debate no debería de ser si se habla o no de ello, sino de qué manera lo hacemos». «No es hablar sin más del intento o del acto, sino el por qué de ese acto», insiste este especialista, quien insiste que el suicidio al final «es un síntoma de algo. No viene como un impulso sin más, suele venir de un malestar previo. Es un síntoma o consecuencia de un problema de salud mental». Por eso es importante que en este proceso, prosigue, «sepamos diferenciar entre el malestar emocional que tenemos todos, porque sentirnos mal es parte de la vida, de un problema mayor». ¿Cómo pueden detectar los padres en casa que hay algún problema? «Suele haber un aislamiento social previo, pérdida de interés en actividades de ocio e intereses o cosas que antes se disfrutaban, a veces pueden aparecer frases de desesperanza o despectivas, del tipo: 'no valgo para nada, a lo mejor estaría bien desaparecer…' En algunos momentos presentan conductas de riesgo, que tienen que ver casi como algo autolesivo, como cortés, consumo de sustancias… Si el adolescente está todavía en la etapa escolar, puede haber una bajada de rendimiento académico… Todas esas sensaciones de desesperanza, del sentido de la vida, cuando le empiezan a afectar con padres o amigos deben ponernos en alerta». Es verdad, reconoce, «que el adolescente tiene periodos de crisis existencial pero esto es diferente. La diferencia radica en que estos comportamientos no son algo fluctuante, sino persistente. en el tiempo». Así, insiste Neira, «está bien que como padres intentemos hablar con ellos del tema, pero siempre intentando ver de dónde viene el malestar. Igual si no quieren dialogar con nosotros, invitarlos a que lo hagan con amigos, con alguien de confianza, o con otro familiar con el que se sienta bien y puedan abrirse de forma diferente o generar un espacio más seguro donde pueda hablar de cómo se sienten». Este experto invita a no esperar a que el «menor esté muy mal para que pida ayuda para invitarlo a hablar con un especialista… Como padres podemos escuchar sin juzgar y a veces no entendemos lo que está pasando pero sí podemos abrir esta vía de una manera normalizada».