Cáritas Córdoba cumple 60 años alertando de una pobreza cambiante y a la espera de nuevos datos de Foessa

Cáritas Diocesana de Córdoba celebra hoy, 10 de septiembre, sesenta años de vida en un contexto marcado por la evolución de la pobreza y la exclusión social. Desde hace décadas, la institución recuerda que detrás de cada cifra hay rostros concretos y que los problemas sociales no permanecen estáticos: se transforman, adoptan nuevas formas y exigen respuestas adaptadas. Cada cuatro años, la Fundación Foessa, vinculada a Cáritas, elabora un informe que radiografía la situación social en España. El último, presentado en 2022, reveló que más de 8,5 millones de personas en el país se encontraban en situación de exclusión social, un 18,4% de la población. De ellas, 4,3 millones estaban en exclusión severa, es decir, con graves dificultades para cubrir necesidades básicas como la vivienda, la alimentación o el acceso a suministros esenciales. Dentro de dos semanas se conocerán los nuevos datos, que ofrecerán la imagen más reciente de una realidad que preocupa y que tiene un claro reflejo en Córdoba. Nuevas formas de vulnerabilidad La historia de Cáritas en la diócesis puede leerse como un termómetro social. En los años 60, la pobreza estaba asociada sobre todo a la carencia de lo imprescindible: techo, alimento o abrigo. Décadas después, el concepto se ha ampliado. Hoy aparecen con fuerza las denominadas “nuevas pobrezas”: familias trabajadoras que, aun teniendo empleo, no llegan a fin de mes; jóvenes con empleos precarios y sin posibilidad de emancipación; mayores que afrontan la soledad; o personas migrantes que llegan con la esperanza de iniciar un futuro digno. El director de Cáritas Córdoba, Darío Reina, subraya que esta evolución obliga a no bajar la guardia. “Estamos llamados a estar cerca de quienes más lo necesitan, aunque su perfil cambie con el tiempo. Cáritas es una cadena de amor en acción, y cada época nos pide nuevas respuestas”, afirma. Una red que llega a toda la diócesis En Córdoba, la acción de Cáritas se apoya principalmente en sus Cáritas parroquiales, presentes en barrios y pueblos. Son ellas las que reciben en primera persona las peticiones de ayuda, las que acompañan a familias en situación de dificultad y las que canalizan recursos para que la solidaridad llegue a donde más falta hace. La ayuda se concreta en diferentes ámbitos: programas de empleo para quienes buscan una oportunidad laboral, apoyo a familias con menores, proyectos de vivienda, acompañamiento a inmigrantes, comedores sociales o ayudas puntuales para afrontar gastos de alimentación y suministros. Todo ello gracias al trabajo de voluntarios y profesionales que han hecho posible, durante seis décadas, que la caridad cristiana tenga un rostro organizado y eficaz en la diócesis. Un año de aniversario y compromiso Bajo el lema “60 años sembrando esperanza, eres parte de nuestro futuro”, Cáritas ha iniciado un año de conmemoraciones que concluirá el próximo 8 de noviembre con la XI Asamblea Diocesana. Este encuentro pondrá en el centro al voluntariado, verdadero motor de la institución y símbolo de la solidaridad organizada. Reina recuerda que este aniversario se celebra “con gratitud al Señor, de quien procede todo bien, y a todas las personas que han entregado su tiempo y su vida al servicio de los demás”. Al mismo tiempo, lanza una invitación clara a la sociedad cordobesa: “Todos somos parte del futuro de Cáritas. Quien se sume como voluntario, socio o donante estará ayudando a sembrar esperanza”. Mirada al futuro En seis décadas, Cáritas Córdoba ha pasado de atender necesidades materiales básicas a afrontar retos más complejos, como la soledad, la falta de oportunidades laborales o la exclusión tecnológica. Y todo ello en una sociedad que, pese a sus avances, sigue mostrando grietas profundas. La institución mira hacia adelante con el compromiso de seguir siendo puente entre quienes quieren ayudar y quienes más lo necesitan. En dos semanas, el nuevo informe Foessa pondrá cifras a esta realidad cambiante. Mientras tanto, Cáritas recuerda que su misión no depende solo de estadísticas, sino de la capacidad de transformar vidas cada día.