La vuelta al colegio se convierte cada año en un ritual para los más pequeños que aglutina abrazos, alguna lágrima esporádica y la mirada nostálgica de aquellos que abandonaron hace tiempo la preciada juventud. Cerca de 60.000 alumnos de Infantil y Primaria han tenido este miércoles en la provincia de Córdoba su primera toma de contacto con el curso escolar que abre sus puertas. Son habituales ya las despedidas multitudinarias de los padres que quieren estar presentes en uno de los días más importantes de la infancia de sus hijos. La Plaza de la Compañía de Córdoba recuperó el bullicio de un día laboral tras el verano con el ruido de las mochilas (algunas más grandes de la cuenta) circulando a toda velocidad. Manolo y Teo acompañan a su nieta Naira, que según relatan a ABC, «se ha levantado a las seis de la mañana. Es un torbellino». La pequeña esperó junto a sus abuelos, pero lo que quería era saludar a sus compañeros. A las puertas del colegio de la Inmaculada esperan también Rocío Guerrero y maría del Carmen Gómez, representantes del AMPA del colegio. Ellas ven una vuelta al cole «muy organizada. Había mucha motivación y los padres también empezamos con mucha fuerza y ganas». Además, apuntaron que «los niños llegan con ganas de ver a sus amigos y profesores, llevan despiertos desde muy temprano». Arturo Rivera el padre de Vanesa, que empieza en segundo de Primaria. Confiesa que «le cuesta levantarse normalmente, pero ha empezado con energía. No se le ha hecho tampoco largo el verano, tenía ganas de volver al colegio». Son días caóticos, tal como explica a ABC el director de Infantil y Primaria del colegio Santa Victoria, Felipe Muñoz . «Los primeros días siempre son así, un cúmulo de emociones y sentimientos». Además, algunos se enfrentan al cambio de Infantil a Primaria. «A algunos les cuesta un poco más, incluso lloran. Pero siempre priman los sentimientos positivos , la alegría de ver a los compañeros, incluso entran sin despedirse de los padres», explica Felipe. Para contrarrestar ese salto de Infantil a Primaria, «recibimos a los de primer curso en un lugar distinto porque queremos que estén bien atendidos por los tutores. Ellos empiezan a ver que su vida escolar cambia ; han pasado de Infantil que es todo juego a clases normales. Incluso el mobiliario de las clases es distinto y la disposición del aula», comenta el docente en el Colegio Santa Victoria. Por su parte, Cristina Hidalgo repite como tutora de su grupo que este año cursa el cuarto curso de Primaria. Ha podido comprobar que «unos vienen con más ilusión que otros, los conocía bien del año pasado y espero que este sea un curso muy positivo». El colegio ubicado en el centro de Córdoba ha dinamizado la vuelta al cole a través de su lema 'Despegamos'. Tras la oración a la Virgen para abrir el curso de forma solemne, empezó el desfile de niños y niñas a sus respectivas aulas. Incluso las profesoras vestían detalles propios de las azafatas para conjugarse con el lema que el colegio ha diseñado este año. El primer día sirve para hacer 'tours' improvisados por los centros para los más despistados, se encajan los horarios dentro de la semana y se explican las nuevas asignaturas que los más pequeños encuentran en su camino. Algunos prestaban poca atención pues tenían al lado al amigo que no ven en todo el verano y con el que necesita ponerse al día. En el colegio Divina Pastora entraron también los chicos y chicas de forma escalonada. Cinco minutos antes de que las puertas se abrieran, entre la multitud se abrió paso una fila de profesores que, disfrazados con accesorios de playa, amenizaron la entrada de sus alumnos. Hicieron de una fiesta su vuelta al cole particular. La música fue gran protagonista en los distintos centros que edulcoraron el regreso a las clases de los más pequeños. Los más tímidos se resistieron, algunos porque afrontaban su primer día en un colegio distinto. La profesora Elisabeth Mellado, del colegio Divina Pastora, repetía también como tutora de su grupo de segundo curso de Primaria aunque con tres caras nuevas que todavía debe conocer en profundidad. « Hay una chica de la que estoy más pendiente porque pregunta mucho por su hermana, pero la adaptación seguro que será buena», cuenta Elisabeth. «Los chicos tenían muchas ganas de venir a ver su clase nueva, porque ya en Segundo dejan de estar en la planta baja y pasan a estar con los mayores», añade la profesora. Además, ella espera « pasármelo muy bien porque disfruto mucho con ellos, quiero que estén felices, que aprendan y no solo contenidos, también valores». Un curso que sirve para que los alumnos renueven energías y los profesores se reinventen un año más.