Siguen en plena forma: ni una idea, ni una propuesta, ni un pequeño atisbo de grandeza o de respeto a lo que representan. Y no crean que es sencillo moverse en una regularidad tan perfecta, aunque 'regularidad perfecta' suene a oxímoron y a hamaca en la campana de Gauss. En cualquier caso, quizá como homenaje al ambiente, quizá como homenaje a Sabina -«soy del color de tu porvenir»-, Sánchez se convirtió en «el hombre del traje gris». Y si Baudelaire nos enseñó que no es posible ser sublime sin interrupción, el pleno del Congreso nos muestra que más difícil aún es ser mediocre sin descanso. Pero ahí los tienen de nuevo, Gobierno y oposición, oposición y Gobierno, la cara y... Ver Más