España no será un país libre de humo hasta 2095, así lo apunta el CEO de Somos Innovación

La Fundación Alternativas acogía a principios de esta semana un acto que giró en torno a la regulación del tabaco en España. La cita, organizada en colaboración con la British American Tobacco y Silverback, coincidió con la aprobación, horas antes, del nuevo anteproyecto de Ley en el Consejo de Ministros, por lo que la mesa de debate que allí se celebró dispuso de una total actualidad. Si bien, antes de esta tertulia, las doctoras María Mercedes Serrano y Yolanda López Nieto expusieron los resultados de un estudio que habían llevado a cabo para establecer una comparativa de los regímenes jurídicos relativos a este producto de consumo en diferentes países y las cifras que, en cada uno de ellos, se estaban obteniendo en lo referido a la reducción del tabaquismo. Uno de los principales puntos de este informe que presentaron se basó en el crecimiento de las alternativas al cigarrillo tradicional en lo relativo al consumo de nicotina o tabaco. Así, abordaron los marcos regulatorios establecidos en torno a la publicidad, venta y espacios de consumo, queriendo enfocarse en si las normativas son más o menos restrictivas y cómo estas influían en la cantidad de usuarios. Hallando mejoras destacadas en aquellos países cuya legislación es menos estricta. Los resultados del informe sirvieron para establecer un contexto a la posterior mesa de debate, en la que participaron Fedérico Jiménez, CEO de la agencia Somos Innovación; Susana Verdejo, jefa de la Unidad de Prevención y Control del Tabaquismo; e Irene Pinilla, Subdirectora Adjunta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Una tertulia que resultaba de interés, pues en los últimos meses se habían podido conocer muchas cifras relativas a marcos regulatorios más laxos de países como Suecia y, tras la reciente aprobación del anteproyecto de Ley, exponía las evidencias en las que el ministerio de Sanidad se había basado para la elaboración de la nueva normativa. Verdejo profundizaba en algunos detalles y, entre ellos, argumentaba, por ejemplo, que no existe una evidencia científica contrastada sobre que los productos sin combustión o los cigarrillos electrónicos contribuyan a frenar el tabaquismo, a lo que añadía que en el Reino Unido existía un verdadero problema en lo relativo al consumo de vapers y su calado entre adolescentes y jóvenes. Por ello, alegaba, también, que este producto, los cigarrillos electrónicos o las bolsas de nicotina están siendo blanquedas y que sus campañas de venta no van dirigidas solo a los fumadores, sino también a la generación de nuevos consumidores, lo que deriva en cambiar una adicción por otra. Ante ello, apuntaba que, aunque la reducción del humo y la combustión sea positiva, tanto el vapor de los cigarrillos electrónicos y vapers, como la nicotina en sí, también poseen numerosas sustancias tóxicas que afectan a la salud, como, por ejemplo, provocando daños cerebrales. En este sentido, explicaba que Suecia tendrá una normativa más liviana, pero que allí está prohibido fumar y vapear tanto en interiores como en terrazas. Además, señalaba que en este país...