El púgil cordobés firma una actuación memorable para derrotar por decisión unánime al mongol Kharkhuu, sobreponerse a una polémica decisión arbitral y asegurar, como mínimo, el bronce Ahora, el irlandés Patsy Joyce le separa de la gran final La historia del boxeo cordobés ya tiene un nuevo capítulo escrito con letras de oro, o como mínimo, de bronce. Rafa Lozano Jr. se ha asegurado su primera medalla en un Campeonato del Mundo absoluto, un hito mayúsculo que asegura el primer metal para la delegación española en Liverpool y que, además, le permite lograr algo que su padre y entrenador, el doble medallista olímpico Rafa Lozano, nunca pudo conseguir. El púgil cordobés se ha clasificado para las semifinales en la categoría de -55 kilogramos tras una exhibición de boxeo frente al mongol Bilguunsaikhan Kharkhuu, sellando con un triunfo incontestable por decisión unánime (5-0) su pase a la lucha por los metales y desatando la emoción contenida en todo su equipo. El combate de cuartos de final fue una sinfonía de inteligencia y precisión por parte del cordobés, que impuso su ley desde el primer tañido de la campana. Con una velocidad de piernas endiablada y una lectura perfecta de la distancia, Lozano firmó un primer asalto impecable, esquivando con una clase superior y conectando manos nítidas al rostro y cuerpo de su rival que le valieron la unanimidad en las tarjetas de los cinco jueces. La misma superioridad demostró en un segundo round en el que, sin embargo, saltó la polémica. Cuando el español dominaba con certeros contragolpes, el árbitro tomó la sorprendente decisión de restarle un punto por supuestos agarres, un hecho que generó incredulidad y la indignación de la grada y de la esquina del púgil cordobés. Lejos de descentrarse, Lozano demostró una madurez impropia de sus 20 años y, con un temple de acero, sentenció el combate en el tercer asalto con un boxeo a la contra de gran precisión que castigó cada intento del mongol, confirmando una victoria rotunda. Este triunfo es la culminación de un torneo en el que Rafa Lozano Jr. ha caminado con paso firme y puño de hierro, honrando su condición de cabeza de serie. Su andadura comenzó con una solvente victoria en dieciseisavos de final ante el francés Christopher Hippocrate, al que superó por un claro 5-0. En octavos, la víctima fue el italiano Tommaso Sciacca, quien tampoco pudo hacer nada ante la superioridad técnica del cordobés y acabó cediendo por el mismo resultado. Tres combates, tres victorias por decisión unánime, una muestra inequívoca del altísimo nivel con el que ha llegado a la cita mundialista, confirmando todos los pronósticos que lo señalaban como un claro candidato a los puestos de privilegio. Con la medalla ya asegurada en el cuello, el objetivo ahora es cambiar el tipo del metal. El siguiente y último escollo antes de poder pelear por el oro será en semifinales, donde ya le espera el zurdo irlandés Patsy Joyce, que se presenta como un rival duro en la penúltima ronda del campeonato. La victoria ante el mongol no fue solo un pase de ronda, sino la confirmación de que Rafa Lozano Jr. ha llegado a la élite del boxeo mundial para quedarse, y su ambición no se detiene en el bronce.