Sentirse solo significa no sentirse conectado o cuidado por otras personas. El médico de familia identifica fácilmente al paciente que se siente solo y poco a poco se apaga. Lamentablemente, no podemos decir a todo el mundo que salga y encuentre a alguien que le quiera. Por eso necesitamos crear más y más redes de apoyo, que aparezcan detalladas en una especie de «vademecum» social de principios activos para el tratamiento de la enfermedad de la soledad. Con el detalle a todos los niveles: el barrio, la ciudad y el país. Porque se trata de un problema creciente de salud pública que, como ya decidió Reino Unido en 2018, debiera abordarse como un asunto de Estado.