Un encuentro de 55 minutos entre el rey Carlos III y el príncipe Harry marca su primer cara a cara en 18 meses

El esperado reencuentro entre el Rey Carlos III y su hijo menor, el Príncipe Harry , se materializó este miércoles en Londres en un encuentro privado que duró menos de una hora, concretamente, 55 minutos, tras más de un año y medio sin verse cara a cara. La cita, celebrada en Clarence House , residencia oficial del monarca en la capital británica, marcó la primera conversación presencial desde febrero de 2024, cuando el duque de Sussex viajó a contrarreloj para visitar a su padre al conocerse su diagnóstico de cáncer. A diferencia de aquel encuentro fugaz de poco más de media hora en Sandringham, esta vez el margen temporal fue algo mayor, aunque sigue reflejando la cautela que rodea a una relación fracturada desde hace años. Harry, que se encuentra en el Reino Unido en un viaje de cuatro días con una agenda llena de actos benéficos, llegó a Clarence House a las 17.20 , hora local, tras una intensa jornada de compromisos. Horas antes había recorrido las instalaciones del Centro de Estudios sobre Lesiones por Explosión del Imperial College, en White City, donde fue recibido con calidez por investigadores y veteranos, en un ambiente muy distinto al que le aguardaba más tarde con su padre. El Rey había aterrizado en RAF Northolt a las 15.00 procedente de Aberdeen, tras unos días en Balmoral , y se dirigió directamente a su residencia de Londres, en lo que parecía ser la señal inequívoca de que la esperada reunión tendría finalmente lugar. El contenido de la conversación no ha trascendido, como corresponde a la estricta privacidad que el Palacio de Buckingham mantiene sobre las dinámicas familiares. Lo que sí parece confirmado es que no hubo otros participantes y que ni el príncipe Guillermo ni otros miembros de la familia real acudieron a Clarence House. Esa ausencia mantiene abiertas las incógnitas sobre la profundidad real del acercamiento. « Me encantaría una reconciliación con mi familia . No tiene sentido seguir luchando, la vida es preciosa», había declarado Harry a la BBC en mayo de este año, en una entrevista en la que reconoció también que algunos parientes «nunca me perdonarán» por el libro de memorias en el que relató episodios íntimos de la Casa de Windsor. La reunión se produjo en medio de una agenda cuidadosamente diseñada para subrayar la vinculación del duque con proyectos solidarios. En Nottingham anunció el martes una donación personal de 1,1 millones de libras a 'Children in Need', el programa de la BBC dedicado a niños y niñas en situación de vulnerabilidad, mientras que en Londres su fundación Archewell reveló un paquete de ayudas de 500.000 dólares destinado a la atención de niños heridos en Gaza y Ucrania. De esa suma, 200.000 dólares irán a la Organización Mundial de la Salud para financiar evacuaciones médicas desde Gaza hacia Jordania, 150.000 dólares se entregarán a Save the Children y otros 150.000 dólares reforzarán las investigaciones en prótesis pediátricas en el Imperial College . «Gaza tiene ahora la mayor densidad de niños amputados del mundo y de la historia», afirmó Harry en un comunicado. «Ninguna organización puede resolver esto sola. Se necesitan alianzas entre gobiernos, ciencia, medicina, respuesta humanitaria y acción social». La visita al Imperial College tuvo además un componente personal. El príncipe fue recibido por David Henson , antiguo capitán del Ejército británico y primer jefe del equipo nacional en los Juegos Invictus, quien perdió ambas piernas en Afganistán y que ya estuvo presente en su boda con Meghan Markle en 2018. El viaje del duque coincidió además con la conmemoración del tercer aniversario de la muerte de la Reina Isabel II. El lunes acudió en privado a la tumba de su abuela en la capilla de San Jorge, en Windsor, donde depositó flores, en un gesto íntimo y sin cobertura mediática. Ese mismo día participó en los premios WellChild, donde fue captado en una imagen inusual, jugando con una niña de nueve años que le retaba a un duelo simbólico con globos. Su esposa Meghan Markle , que permanece en California con los dos hijos de la pareja, replicó el momento en sus redes sociales con dos corazones como único comentario , en lo que constituyó su primera referencia pública al viaje de su marido. El contraste entre la proximidad geográfica y la distancia personal se hizo evidente el lunes, cuando Harry se encontraba en Windsor y su hermano Guillermo participaba en un acto del Women's Institute en Sunningdale, a menos de 15 kilómetros de distancia . La prensa británica ha subrayado esa ausencia de contacto entre hermanos como un indicio de que la reconciliación familiar se mantiene, por ahora, parcial. El reencuentro de 55 minutos en Clarence House no despeja todas las incógnitas, pero sí confirma que padre e hijo mantienen una vía de comunicación directa . En julio, medios británicos habían publicado la existencia de conversaciones discretas entre representantes de Harry y de Buckingham, lo que algunos tabloides denominaron una «cumbre de paz». El príncipe abandonará el Reino Unido este jueves y regresará a California, donde retomará su vida en Montecito junto a su familia. El viaje, breve pero cargado de gestos, deja tras de sí una pregunta aún abierta: si los 55 minutos de conversación entre el monarca y su hijo menor constituyen un simple gesto de cortesía en medio de un calendario familiar complejo, o si pueden marcar el inicio de un l ento proceso de recomposición de una relación rota desde 2020, cuando Harry y Meghan renunciaron a sus funciones oficiales como miembros de la Casa Real.