Me trae el Guadalquivir gratas noticias de un otoño ilustrado, a pesar de la decadencia estética que nos rodea. Desde el Ateneo, foro de la libertad y la democracia, me comunican una amplia programación que inicia el pintor cubano, afincado en Palma del Río, Darian Mederos con La piel de lo invisible. Luego llegará el encuentro de artistas, una cumbre de escritores, músicos, historiadores, pintores y un elenco de las Bellas Artes hasta donde alcance la inteligencia humana, que no artificial. Las guías del patrimonio se están elaborando con suma paciencia para dar a conocer a un mayor público los cortijos, los pagos de huertas, las fuentes y abrevaderos y el rico patrimonio histórico artístico escondido tras viejos muros. Y así el Guadalquivir con el Genil, trazando meandros de sabiduría deja su huella en la memoria colectiva. Por noviembre, recordaremos que hace cincuenta años iniciamos un camino imparable. La Transición escribió páginas inolvidables con nombres y apellidos. Será bueno conocer cómo imperó la responsabilidad, el diálogo y la educación en unos años muy difíciles donde faltaba la construcción del estado de bienestar social y los derechos más elementales.