Illa afianzado, la posible vuelta de Puigdemont y el auge de Aliança: radiografía política de la Diada

Esta Diada es la primera que organiza plenamente el Govern encabezado por Salvador Illa . Una fiesta del 11 de septiembre que no tiene nada que ver con aquellas jornadas multitudinarias de protestas que sacudieron el tablero político durante los años álgidos del procés . Este jueves el Ejecutivo catalán lanza el mensaje de cohesión dentro de la diversidad de la sociedad catalana. El año pasado Illa ya presidió los actos pero heredó una festividad organizada por el anterior Govern de Pere Aragonès. Y el presidente catalán simboliza en estos momentos la hoja de ruta de reencuentro formulada a la par con el Ejecutivo de Pedro Sánchez durante estos años a través de arriesgadas medidas a nivel nacional como la concesión de los indultos y la aprobación de la ley de amnistía. La situación política catalana ha cambiado totalmente y el eje independencia-unionismo ya no marca el ritmo de esa comunidad y de la política española. El debate se centra más en temas de gestión diaria y el PSC se ha afianzado en las encuestas como la formación más arraigada en estos momentos entre los votantes. El último barómetro del CEO (el CIS catalán) dejó la fotografía de que los socialistas ganarían de nuevo en las elecciones con entre 40 y 42 diputados (ahora tienen 42), seguidos de Junts con 28-30 (el partido de Carles Puigdemont descendería respecto a los 35 actuales). Por detrás estarían: ERC (21-23), PP (14-15), Vox (12-14), Aliança Catalana (10-11), los comuns (5-6) y la CUP (3-4). El fenómeno que ahora surge con fuerza en Cataluña es el de Aliança , la formación de ultraderecha de carácter catalanista. Si hubiera elecciones, quintuplicaría su representación en el parque de la Ciutadella (ahora sólo cuenta con dos escaños). Los de Sílvia Orriols (alcaldesa de Ripoll) crecen especialmente en las zonas del interior de Cataluña con un claro discurso xenófobo contra los migrantes. El incremento de los ultras de Aliança Catalana supone un trasvase de voto principalmente desde Junts. Hay una gran preocupación en el espacio posconvergente, especialmente entre alcaldes y cargos medios. Y esto está provocando que el partido de Puigdemont esté endureciendo el discurso sobre la migración y esté apretando al PSOE en el Congreso para aprobar el traspaso de materia migratoria a la Generalitat. La política catalana tiene una casilla todavía por despejar: la posible vuelta de Puigdemont. El expresidente se encuentra en el limbo por la no aplicación de la ley de amnistía por parte del Tribunal Supremo por el delito de malversación. El líder de Junts está peleando judicialmente en el Tribunal Constitucional para lograr el amparo y la vía libre. Su regreso supondría un cambio en el panorama, aunque algunos rivales del PSC o de ERC dicen que tendría un hándicap: “Volvería a una Cataluña que es totalmente diferente a la de hace siete años”. Tanto en La Moncloa como en el Palau de la Generalitat se quiere simbolizar con esta Diada el triunfo de la política del reencuentro. Un dato que ponen sobre la mesa tanto en el PSOE como en el PSC es que el apoyo a la independencia hoy se queda en un 40% frente al sentimiento de unidad, que supera el 52% de la sociedad catalana. Los principales problemas en estos momentos para los ciudadanos de esta comunidad son el acceso a la vivienda, la insatisfacción con la política, la migración y la seguridad ciudadana. Si la celebración de la Diada en la última década era una demostración de la fuerza del independentismo, en estos momentos es un espejo que refleja el enfrentamiento dentro del soberanismo, que no ha logrado superar las heridas causadas por la ruptura del Govern de coalición en 2022. Puigdemont y Oriol Junqueras siguen absolutamente distanciados y los sondeos reflejan esa sensación de desánimo entre el electorado, que por primera vez en las pasadas elecciones, no dio mayoría absoluta a los partidos separatistas. Pero esto contrasta totalmente con el grado de influencia que tienen tanto Junts como ERC en el Congreso de los Diputados, donde son imprescindibles en cada votación para que el Gobierno del PSOE y de Sumar pueda sacar adelante cada votación. Esta fuerza se refleja, por ejemplo, en la caída del proyecto de reducción de la jornada laboral (la medida estrella de Yolanda Díaz) por la enmienda a la totalidad presentada por los posconvergentes, que unieron su fuerza al Partido Popular y a Vox. A la vez, Cataluña se ha convertido en una de las columnas vertebrales que sustentan al Gobierno central. Su aportación es enorme para Pedro Sánchez, que basó parte de su resistencia en las pasadas elecciones en el buen resultado del PSC. Según el CEO, los socialistas estarían entre 18 y 19 diputados en el Congreso por parte del electorado catalán en las generales, muy por delante de ERC (7-8), Junts (6-7) y PP (5-6). De hecho, Pedro Sánchez es el político preferido por los catalanes para ser el presidente del Gobierno, con un 27% de respaldo; situándose en segunda posición, y con mucha diferencia, Yolanda Díaz, con un 5%, y Santiago Abascal, con otro 5%. En este sentido, es total la debilidad de Alberto Núñez Feijóo, que queda en cuarta posición, con un 4%. La Diada marca un nuevo curso político donde Cataluña tiene mucho que decir.